
El porqué de la oración
“…orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:16
Orar a Dios significa esperanza para el alma abatida y gozo para el alma agradecida.
La oración es un privilegio incalculable. Los motivos son muchos y los temas diversos, pero lo más importante es rendirnos y abrir nuestro corazón sin temor alguno. Dios, como Padre amoroso, siempre está dispuesto a escucharnos.
No debemos temer ser rechazados, sea cual sea el motivo de nuestra plegaria. Podemos tener la plena certeza de que, a su tiempo, será oída y respondida de una u otra manera.
No importa cuánto debamos esperar. Aunque el tiempo parezca prolongado, aún así es ganancia. Mientras tanto, Dios trabaja en la situación y en la persona. Su fortaleza nos sostiene para seguir esperando, seguir confiando y seguir soportando.
En ese proceso, Dios esculpe con amor aquellas áreas que necesitan ser restauradas y las moldea para que Su santo nombre sea glorificado.
Que este sea un espacio donde tu alma encuentre descanso, tu fe sea fortalecida y tu corazón se eleve en comunión con Dios.
