La Oración de Ana
Una oración de súplica.
Ana, mujer israelita, casada con Elcana, quien a su vez tenía otra esposa, Penina con quien tuvo hijos.Si bien Ana era la esposa más amada de Elcana, su tristeza era grande ya que no podía tener hijos con su marido; era estéril. Y no solamente eso sino que cuando se reunían las familias para celebrar las festividades, Penina, se encargaba de provocarla, irritarla y burlarse de ella todo el tiempo y esto sucedía año tras año. Ana vivía angustiada y para ella el consuelo de su marido no era suficiente, ella necesitaba ser madre para sentirse plenamente feliz.
Hasta que un día en una festividad, se apartó desesperada de la reunión y en un lugar apartado, entregó su angustia al Señor orando en medio de sollozos. Ana desde lo más profundo de su corazón oraba a Dios en silencio, solamente sus labios se movían pero no se escuchaba su voz. Ana estaba derramando su alma delante del Señor.
Luego de este episodio, la actitud de Ana cambió, había orado y liberado de su dolor, de su angustiante carga. Regresó a la reunión, comió, alternó con los demás y la tristeza había desaparecido de su rostro. Una vez más se había cumplido la palabra de Dios: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados…y hallareis descanso para vuestras almas”. Mateo 11: 28-29
Dios que escucha toda oración escuchó la oración y súplica de Ana y a SU tiempo , Ana concibió un hijo y le puso por nombre Samuel, nombre hebreo que significa: escuchado por Dios.
Hay tristezas, angustias y preocupaciones que literalmente nos demuelen el corazón y nos van consumiendo la vida. Pero las/los animo a no decaer, a seguir firmes en la fe orando por esa causa que nos mantiene tan angustiados. Dios oye “siempre” nuestras oraciones, como oyó la oración de Ana. Dios nunca está tan ocupado como para no hacerlo o no tener tiempo para ello. Ana sabía que solamente Dios la podía ayudar, Ana tuvo fe, oró a la "Persona" correcta y esperó Su respuesta.
Hay veces que la respuesta viene rápidamente, otras veces, tarda. Pero no desfallecer, todo llega a su tiempo mientras nuestra oración esté acorde a la voluntad de Dios.
Versículos relacionados:
Salmos 18:6
“En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; desde su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de El llegó a sus oídos”.
Salmos 116:1-2
“Amo al Señor, porque oye mi voz y mis súplicas. Porque a mí ha inclinado su oído; por tanto le invocaré mientras yo viva”.
Salmos 143:1
“Oh Señor, escucha mi oración, presta oído a mis súplicas, respóndeme por tu fidelidad, por tu justicia…”
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