¿Alguna vez te preguntaste sobre los comienzos de la oración y cómo se oraba? (I Parte)
Haremos un recorrido para indagar esa imperiosa necesidad de comunicarse con Dios.
A muchos, nuestros padres (particularmente la mamá) nos han enseñado a orar, quizás a otros en la escuela o fuimos aleccionados por algún amigo o compañero.
Pero la gran duda es ¿desde donde se cree surge la oración?
Algunos consideran que Génesis 4:26 fue el primer registro de una oración pública “A Set le nació también un hijo y le puso por nombre Enós. Por ese tiempo comenzaron los hombres a invocar el nombre del Señor”.
La oración juntamente con el ayuno eran prácticas del judío piadoso.
En el Antiguo Testamento la oración estaba relacionada con el sacrificio en el templo, y después del 70 d. C. los rabinos llegaron a sostener que la oración era mejor que el sacrificio. En la sinagoga la oración ocupó el lugar del sacrificio. Aunque no existe en la Biblia un orden respecto a la oración, el judío acostumbraba a orar al menos tres veces al día “Tarde, mañana y mediodía me lamentaré y gemiré, y El oirá mi voz”. Salmo 55:17
Las horas de la oración eran: la tercera, o sea a las 09:00 (Hechos 2:15), la sexta, a las 12:00 (Hechos 10:9) y la novena, 15:00 (Hechos 3:1). Al orar se acostumbraba mirar hacia Jerusalén, “Cuando salga tu pueblo a la batalla contra sus enemigos, por cualquier camino que los envíes, y oren a ti vueltos hacia esta ciudad que has escogido, y hacia la casa que he edificado a tu nombre, escucha desde los cielos su oración y su súplica, y hazles justicia”. 2 Crónicas 6:34
Cuando la oración se hacía en los atrios del templo, el rostro se tornaba hacia el templo mismo. Ambas costumbres, las de las hora fijas de oración y la de mirar hacia Jerusalén, las practicaron también los primeros cristianos.
La oración no solo se practicaba en el templo, sino también en las casas o en los lugares apartados (Lucas 1:10). Cuando se hacía en la casa, generalmente se usaba una habitación en la planta alta, denominada “Aposento Alto”, una especie de azotea (Hechos 10:9). La posición usual para orar era de pie (Mateo 6:5), aunque también se hacía inclinándose o de rodillas (Hechos 21:5).
Continuará…