¿Es importante acatar los límites? - (I Parte)
“Corrige a tu hijo antes de que sea muy tarde; no te hagas culpable de su muerte.” Proverbios 19:18
¿Suena duro ese pasaje no? Pero impartir disciplina e instruir y poner límites a nuestros hijos, son parte integral de la educación como padres.
En algunos casos los padres/madres son reacios a poner límites a sus hijos. Piensan (erróneamente) que si lo hacen, sus hijos van a dejar de quererlos o sencillamente porque los padres no quieren o desean entrar en litigio o andar dando mayores explicaciones. En contrapartida los hijos piensan que si se les imponen límites perderán su libertad, sin embargo: “La libertad consiste en reconocer los límites.” Jiddu Krishnamurti
Amar a nuestros hijos implica marcarles sus “límites” y aunque cueste creer “La vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su madre”. Proverbios 29:15 Así como los padres son padres con deberes y responsabilidades, los hijos deben tener sus responsabilidades y deberes.
La experiencia me ha demostrado que tanto la disciplina como el fijar límites es una tarea que nunca acaba sino que escolta las diferentes etapas de la vida ya sea en lo personal como en lo social “Hijos chicos problemas chicos, hijos grandes, problemas grandes”.
Proverbios 13:24 dice, “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.” Los niños que crecen en hogares donde no se les inculca el valor de la disciplina, se sienten rechazados y sin autoestima. Les falta dirección y auto-control, y mientras crecen, se rebelan y tienen poco o ningún respeto por cualquier clase de autoridad, incluyendo la de Dios.
A través de los límites los niños y niñas aprenden a relacionarse con sus pares y a respetar la autoridad; comienzan a entender que las actitudes que ellos tomen representarán una consecuencia y por ende les conviene ceñirse a las reglas establecidas por sus padres, cuidadores, maestros y maestras. Acatar los límites les ayudará a evitar mayores problemas en el futuro aunque en el “ya y ahora” no lo puedan apreciar o entender.
A la hora de imponer límites hay que ser razonable y mantener un equilibrio ya que la disciplina debe ir balanceada con el amor, pues en su defecto los hijos pueden crecer resentidos, desanimados, inseguros de sí mismos y rebeldes (Colosenses 3:21). Dios reconoce que la corrección es dolorosa cuando se ejecuta (Hebreos 12:11), pero si es seguida por una instrucción amorosa, es en gran manera benéfica para el niño. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor.” (Efesios 6:4)
No es necesario ser autoritario, ni sarcástico, ni irónico, ni vengativo a la hora de reprender, más bien “…todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor…” Colosenses 3:23
Continuará en la II Parte – “El valor de los límites”