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Cómo funciona en verdad la oración.



Cada vez que leemos estos pasajes pensamos que la resultante de la oración va a ser así de fácil, de simple. Pero lo más probable es que los estemos mal interpretando. Llegamos a pensar que estos pasajes son como “cheques en blanco” que Dios nos ha entregado y que simplemente los completamos y pasamos por caja a cobrarlos. Pero no es así como funciona la oración.


Podemos llegar a orar a Dios por una casa de un millón de dólares o por un crucero y todo en el nombre de Jesús, pero esto no resulta como la cabalística palabra “Abracadabra” a la cual se le atribuyen propiedades mágicas como en las películas de Harry Potter. Dios no es como nosotros queremos que sea “Pensabas que de cierto sería yo como tú…” Salmo 50:21 En el Reino, todo es diferente a como nosotros lo vemos y entendemos.


He aquí dos razones por las cuales no va a resultar como la entendemos.


Primero: todo lo que recibimos por Dios se supone viene de y a través de una relación amorosa con Él y no por ejecutar la famosa fórmula “abracadabra” y la segunda razón está fundamentada, de hecho, en Su voluntad.


Hágase tu voluntad


Nuestro Padre es amoroso ¡sí! pero no al punto de dejarse manipular por nuestros deseos. Él tiene un plan para nosotros, sabe que es lo mejor para nuestra vida y de hecho se deleita bendiciéndonos. Pero debemos pensar que no es un Papá Noel al que le presentamos nuestra lista de golosinas. Ni es un “genio” enviado a conceder nuestros deseos.


Estas promesas fueron dadas con la santa suposición de que estemos orando como Jesús nos enseñó a orar: “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Mateo 6:10 Como hijos de Dios que hemos recibido de su misericordia y el regalo de la salvación, asumimos que no usaremos incorrectamente la generosidad de Dios para nuestros deseos egoístas; sino usar el nombre de Jesús para orar acorde a la voluntad de Dios.


¿Fe o manipulación?


La idea subyacente del Nuevo Testamento es que debemos nacer de nuevo (Juan 3:7) y esto nos conlleva a orar cada día “Dios que tu voluntad se haga en mi vida como fue predestinada en el cielo”. No hay nada que podamos hacer para cambiar la voluntad de Dios si es para nuestro bien. Dios nos quiere bendecir en cada acto que hagamos y su bendición abarca un amplio espectro. Nos puede bendecir con la compra de una nueva casa, o ser promocionados en nuestro trabajo o sanarnos de una afección o ayudarnos en nuestro matrimonio y nuestra relación con nuestros hijos. Dios ama bendecir.


Claves para que la oración sea respondida


  1. Dominar nuestros deseos egoístas.

  2. Pedir a Dios nos muestre su voluntad. Su perfecto deseo.

  3. Si lo amerita; acompañar la oración con ayuno.

  4. No pedirle a Dios aquello que no sepamos administrar o que esté fuera de su santa voluntad.

  5. Sepamos esperar el “tiempo de Dios”.

  6. Ser siempre agradecidos a tiempo y a destiempo.


Luego podremos pedir en Su nombre y Él nos complacerá porque “… ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden...? Mateo 7:11

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