El poder de la palabra

Creo Dios los cielos y la tierra y todo cuanto existe con el poder de Su palabra. Y todo fue bueno en gran manera.

La palabra de Dios tuvo, tiene y tendrá poder siempre sobre toda creación.

Y la palabra que el ser humano emite, también tiene poder. “Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto”. Proverbios 18:21

Con ella bendecimos al Dios Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.

De una misma boca proceden bendición y maldición.

La importancia radica tanto en lo que uno dice como lo que no dice. La apropiada manera de hablar no es decir solamente las palabras correctas en el momento oportuno, sino que también incluye controlar los deseos de querer decir lo que no debe. El uso incorrecto de la lengua incluyen la murmuración, el menospreciar a otros, difamar, manipular, acusar, mentir, etc. etc.

Antes de emitir palabra deberíamos pensar ¿Es verdad lo que quiero decir, es necesario, va a lastimar, es agradable, es para bien, voy a perjudicar, será mejor que no lo diga, será mejor que espere el momento apropiado?

Muchas veces una palabra mal dicha sirve para dividir, para separar y una palabra hiriente puede provocar enfrentamiento en vez de unir. Una vez el daño ha sido hecho es muy difícil dar marcha atrás u olvidar el hecho, ya que aflorará nuestro amor propio.

Debemos ser cuidadosos con lo que decimos y aunque no logremos un control perfecto recurramos en oración al Espíritu Santo que nos dará mayor poder para controlar y supervisar lo que decimos, para que cuando seamos ofendidos, recordemos el amor de Dios y no reaccionemos de un modo vengativo por el cual podamos ocasionar un mal irreparable.