¿Qué te impide ver tus sueños hechos realidad?
¿Quién alguna vez no ha tenido o quizás tenga en este momento algún sueño in mente?
Y por sueño me refiero a los que planificamos despiertos, nuestros proyectos y no a los que tenemos mientras dormimos. Son esos sueños que nos hacen sentir vivos y nos desafían y motivan a diario para que se hagan realidad.
Como creyentes, solemos poner nuestros sueños (de la índole que sean) en manos de Dios para que nos guíe y muestre si son viables. Aunque no siempre se cumplan en tiempo y forma como uno quisiera ya que en algunas oportunidades el cansancio suele ganar la partida y terminamos “tirando la toalla”. Pero cuando Dios ve que estamos preparados y a “punto de caramelo”, permitirá que den a luz en el momento preciso, en el momento indicado.
LOS ENEMIGOS DE TUS SUEÑOS
Hay muchos enemigos, muchas trabas que se opondrán a nuestros sueños. Es por eso que nos demandará sacrificio y perseverancia para verlos hechos realidad. De otra manera nunca podremos alcanzarlos.
Entre los peligros tenemos:
La desesperación: Uno de los motivos es sentirnos desesperados. No desesperemos, todo lo contrario, confiemos en Dios y Él acomodará toda situación para que se cumplan. Cuando Dios promete algo, no hay motivos para desesperarnos, pues Su palabra es “Sí y Amén” y al perfecto tiempo cobrarán vida. Solamente hay que mantenerse firme y con esperanza a que llegue el momento indicado. “Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo:
tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de derribar, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar; tiempo de lanzar piedras, y tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de rechazar el abrazo; tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de odiar; tiempo de guerra, y tiempo de paz”.
Eclesiastés 3:1-8
La murmuración y los malos presagios: quizás algunos menosprecien o se burlen de nuestros sueños y con sus comentarios negativos y burlones intentarán deprimirnos y que desistamos y saquemos de nuestra mente. Pero recordemos que somos hijos del Creador del Universo y si nuestros sueños están en sintonía con su voluntad, deberíamos no tomar en cuenta esos comentarios pesimistas; sino desecharlos en el precioso nombre de Jesús.
El Pecado: El enemigo, que anda como león rugiente dando vueltas a ver a quien puede hacer caer, sabe que Dios tiene buenas cosas para nosotros, de ahí que tratará de arrebatar nuestros sueños e impedirá que lleguen a concretarse. Es por eso que debemos mantenernos firmes en la fe, tomados de sus promesas y en santidad (santos=apartados del pecado), siempre y cuando queramos ver esos sueños hechos realidad.
Nosotros mismos: Un enemigo que a lo mejor nunca lo vemos como tal o nos damos cuenta, somos nosotros mismos. Muchas veces somos mal aconsejados y motivados por nuestras emociones que nos hacen cometer errores privándonos así de cumplir nuestros sueños. Cada día es una nueva lucha que tenemos que enfrentar en contra de lo que nuestro “yo” quiere y lo que el Espíritu Santo quiere que hagamos. “En vez de lo bueno que quiero hacer, hago lo malo que no quiero hacer”. Romanos 7:19
COMO VER NUESTROS SUEÑOS CONCRETADOS
1. Permanecer en oración: Nunca podremos alcanzar nuestros sueños si no mantenemos una comunión diaria con Jesús. Dependiendo de la relación personal en oración que tengamos con Dios, así serán los resultados.
2. Luchar por lo que amamos: No darnos por vencidos antes de luchar por lo que consideramos es un sueño aprobado por Dios. Pablo decía que tenemos que pelear la buena batalla. Si amas y consideras algo aprobado, lucharas por alcanzarlo. Tienes que amar tus sueños y esforzarte para poderlos alcanzar.
3. Haciendo caso omiso a comentarios destructivos: Cuando vengan comentarios negativos o destructivos, no les prestes oído para escucharlos, sino más bien escucha la voz de Dios y confía que Él estará en todo momento, todos los días de nuestra vida hasta la consumación de los tiempos.
4. Nunca darse por vencido: Una persona que se da por vencida es una persona que no alcanzará nunca sus sueños. Si nos damos por vencidos, estamos dejando por sentado que Dios no ha tenido el suficiente poder para ayudarnos a concretar nuestro sueño. Levantemos el nombre de Dios en alto, nunca nos demos por vencidos porque “…somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Romanos 8:37
5. Evitar menospreciarnos: Erradicar el NO de nuestra cabeza y de nuestra boca, como el NO PUEDO, NO SÉ, NO ESTOY SEGURA, NO CREO, QUIZÁS NO PUEDA, NO SIRVO, NO ES PARA MÍ, etc, etc.
Entendamos que como seguidores de Cristo tendremos muchos obstáculos en el camino para ver concretados nuestros sueños. Pero recordemos que tenemos victoria en Cristo Jesús y sin batalla, no hay victoria.
Posiblemente en este momento estés pasando una etapa de anonimato en el cual posiblemente pienses que Dios se olvidó de ti y de tu sueño, pero tenemos una buena noticia, Dios no se ha olvidado de ti ni de tu sueño sino que “Con sus plumas te cubre, y bajo sus alas hallas refugio…” Salmo 91:4
Él sabe que te ha prometido algo que te lo va a dar, pero necesita ver en ti la actitud de querer luchar por cumplirlo y de ser perseverante. No puedes quedarte sentado o sentada esperando que de la nada aparezca una voz del cielo y un ser angelical te traiga del tercer cielo tu sueño cumplido, ¡¡no!! no es así como funciona. Debes salir y luchar por lo que tanto anhelas y más aun cuando Dios te lo ha confirmado.
Dios quiere cumplir los sueños en personas que estén dispuestas a pagar el precio, a luchar por lo que creen y por lo que quieren. Personas que no les importen las indiferencias de los demás ni los obstáculos que se le presenten, sino que vean al Señor ayudándolos a sortear todos los obstáculos que se le presenten.
¿Tu convicción es alcanzar tu sueño? ¿Quieres verlos cumplidos?
Entonces la respuesta te la resumo en unas simples palabras:
¡ORA POR TU SUEÑO! Recuerda que grandes y pequeñas batallas, se ganan en oración.