Cambie Dios el corazón de piedra por uno de carne.
Resulta incomprensible que la humanidad aun no haya aprendido de sus propios errores. Con solo mirar lo que pasa en el mundo, incluso en nuestro país (el que fuere) para ver que las cosas no cambian para bien, sino que la corrupción, la injusticia y la impunidad van ganando terreno como la arena se escurre entre los dedos.
Pero no solamente el ser humano es el que sufre, sino toda la creación, todo ser vivo “Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora” (Romanos 8:22) y esta situación, tan lamentable como dolorosa parece ir “in crescendo” sin miras de menguar.
Todo lo que sucede en este planeta es producto de ir apartándose cada día más de Dios, creyéndonos autosuficientes y no necesitando de Él. Porque no es Dios el que se aparta del hombre, sino el hombre el que se aparta de Dios en su orgullo y amor propio.
La humanidad cree ser tan perfecta y docta que no necesita que nadie le venga a mostrar una forma de vida distinta, ni mucho menos seguir un camino diferente, sin embargo hay un solo camino a seguir, Jesús lo dejó bien claro en Juan 14:6 “…yo soy el camino, y la verdad y la vida…” el que elige ese camino, elige la vida.
Es lamentable ver lo que antes era anormal transformarse en normal. El ser humano ha ido perdiendo su capacidad de asombro y está tergiversando los valores, llamando “… al mal bien y al bien mal… (que confunden) las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! (Isaías 5:20)
De a poco la humanidad va “matando a Dios” en el sentido de ir dejándolo de lado, confinándolo al olvido mientras es reemplazado por otros “dioses”. La humanidad se está transformando en un “…pueblo ciego, aunque tiene ojos, y…sordo aunque tienen oídos” (Isaías 43:8)
Recapacitemos, retornemos a las buenas sendas mientras haya tiempo, porque “Así dice el Señor: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras almas". Detengámonos y recapacitemos, pidamos a Dios sabiduría para no contestarle al profeta como en ese momento hizo el pueblo: “No andaremos en él.”(Jeremías 6:16)
Hay un solo camino para evitar tanto dolor y no seguir cometiendo los mismos errores y horrores del pasado aunque el precio a pagar sea alto. ¡Claro que sí! todo tiene un precio en esta vida y ese precio es el precio de la cruz, el de cargar nuestra cruz todos los días, porque por precio hemos sido comprados. (1Corintios 7:23)
Quizás algunos piensen que no vale la pena o el precio sea demasiado alto sin siquiera pensar que es un valor razonable si con ello obtendremos la “vida eterna”. Aunque no faltarán los que digan que no es necesario o que es fácil cargar la cruz, pero yo les digo que les han ocultado la verdad, les han mentido.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a (su iglesia)” (Apocalipsis 3:13).