La higuera estéril - (II Parte) “La paciencia de Dios no es eterna”.
Dios es “Clemente y compasivo…lento para la ira y grande en misericordia” (Salmo 145:8).
¡Sí! Dios es compasivo y paciente pero ¿cuánto dura su paciencia?
Los escritores del Antiguo Testamento presentan a Dios como paciente, especialmente en su relación con los israelitas quienes constantemente pasaban de la obediencia a la desobediencia. Los profetas en el Antiguo Testamento dan cuenta de ello. Dios traía juicio a su pueblo, los perdonaba pero seguían desobedeciendo. Y así se repetía el ciclo; desobediencia, juicio, castigo y perdón.
Cuando el pueblo obraba mal, el común denominador era la expiación de pecados mediante holocaustos a Dios, pero por el otro lado “…cada uno hacia lo que le parecía bien ante sus ojos” (Jueces 21:25). En el capítulo primero de Isaías, versos 11 y 14, el profeta les advierte la ira de Dios: “Estoy harto de holocaustos…se han vuelto una carga para mí, estoy cansado de soportarlos” (énfasis del autor). Tanto derramamiento de sangre era inútil cuando en definitiva el pueblo seguía en rebeldía.
¿Hasta cuándo tendrá paciencia Dios?
En el Nuevo Testamento también se expresa la paciencia misericordiosa de Dios “Considerad la paciencia de nuestro Señor como salvación…” (2 Pedro 3:15), también el apóstol Pedro escribe: “El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). A su vez el apóstol Pablo en (Romanos 15:5) se refiere a Dios como “el Dios de la paciencia y de la consolación”.
La misericordiosa paciencia de Dios es para que nadie perezca, ya que el Señor añade cada día a su iglesia los que han de ser salvos (Hechos 2:47) y “…hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”. (Lucas 15:10).
¿Hasta cuándo tendrá paciencia Dios?
Desafortunadamente, este mundo globalizado quiere mostrar la paciencia de Dios como una cualidad in eternum y a un Dios con actitud light hacia los pecadores. Se prefiere no tocar o hablar sobre la justicia y venganza de Dios (Hebreos 10:26-39; Romanos 12:19). Sin embargo, este concepto se encuentra en crudo contraste a la voluntad revelada de Dios.
Algunos piensan que por el solo hecho de aparentar “religiosidad y ser buenos” (y no por los frutos) conseguirán el favor de Dios. Sin embargo los que así piensan y no hayan tenido una relación personal con Él, cuando estén frente al Señor, Él les responderá: “No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Y entonces les declararé: “Jamás os conocí; apartaos de mi, los que practicáis la iniquidad.” (Mateo 7:20-23). Lo importante es ver una verdadera conversión (por sus frutos los conoceréis) delante de Dios y la mejor manera es revisando nuestros propios frutos a la luz de la palabra de Dios.
¿Hasta cuándo tendrá paciencia Dios?
El hecho es que Dios juzgará al mundo un día (Hechos 17:30-31), y “…castigará a los que no obedecen su mensaje ni quieren reconocerlo, y los destruirá para siempre. Los echará lejos de su presencia, donde no podrán compartir su gloria y su poder” (2 Tesalonicenses 1:8-9).
De hecho, su paciencia no es una paciencia “eterna”. Los que rechazaron a Dios en tiempos de Noé aprendieron ese punto. Dios aplazó la destrucción del mundo a través del diluvio por muchos años (tal vez 120 años; Génesis 6:3) mientras que Noé pregonaba justicia (2 Pedro 2:5). No obstante, finalmente la paciencia de Dios llegó a un punto final. Siglos después, Dios otra vez reveló su misericordia y paciencia cuando conversó con Abraham en cuanto a Sodoma y Gomorra. Abraham pidió seis veces a Dios que no destruyera a Sodoma (Génesis 18:23-33), y seis veces Dios estuvo de acuerdo en librar a la ciudad de su venganza, incluso si solo diez personas justas se encontraran en sus límites.
Una y otra vez, Dios ha actuado pacientemente delante de la humanidad pecaminosa y rebelde. Ciertamente debemos reconocer que Dios es paciente Pero esa paciencia finalmente se acabará. Se acabó en los días de Noé. Se acabó para Sodoma y Gomorra en los días de Abraham. Y, finalmente se acabará para todos los impíos cuando Jesús regrese (2 Pedro 3:10).
“Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora”. (Mateo 25:13).
Continuará en la (III Parte) – “En Busca del Buen Fruto”