La conciencia - (I Parte)
“Por esto, yo también me esfuerzo por conservar siempre una conciencia irreprensible delante de Dios y delante de los hombres”. (Hechos 24:16)
¿Qué es la conciencia?
Los fines de semana y más precisamente los domingos a la madrugada es cuando suelen ocurrir la mayor cantidad de accidentes automovilísticos en mi país. En su mayoría ocasionados por exceso de alcohol en sus conductores que los torna inconscientes de sus actos. Carecen de conciencia para “manejar” situaciones e imprevistos. Cuando se produce un accidente, los testigos ocasionales en el lugar suelen referirse al hecho como que: “este o aquel no tenía conciencia de lo que hacía, no era consciente de la velocidad a la que iba…”
Para los que somos padres, quizás en algún momento habremos reaccionado llamando la atención a nuestro hijo o hija diciéndole: ¿pero te diste cuenta de lo que has hecho? ¿Acaso no tenías conciencia de lo que hacías? O tal vez habremos leído en las noticias de algún inconsciente (que ha perdido la conciencia o facultad de reconocer la realidad) que habiendo tormenta eléctrica y sudestada se internó en un mar embravecido. ¿Acaso no era consciente del peligro que corría?
En muchos casos nos referimos a ser inconsciente o adjudicamos tal o cual hecho a la falta de conciencia. ¿Pero qué significa el tener o no conciencia; en definitiva, a qué aludimos cada vez que la mencionamos?
¿Qué es la conciencia?
La conciencia es aquella parte de la psiquis humana que provoca angustia mental y sentimientos de culpa cuando la violamos, y sentimientos de placer y bienestar cuando nuestras acciones, pensamientos y palabras están en conformidad con nuestros sistemas de valores. La conciencia reacciona cuando las acciones, pensamientos y palabras de uno se ajustan a, o son contrarios a, una norma del bien y del mal.
Es la facultad común a todos los hombres y mujeres que nos permite discernir entre el bien y el mal y nos impulsa a escoger entre las dos. La Biblia enseña que la conciencia opera en todo nuestro ser en relación con los problemas de carácter moral. La conciencia es uno de los aspectos de nuestra semejanza a Dios y prueba que somos responsables ante el tribunal del Creador. En cierto sentido la voz de la conciencia pura refleja la voluntad de Dios y nuestro deber es obedecerla.
“La conciencia es la presencia de Dios en el hombre.” Víctor Hugo
La conciencia está íntimamente relacionada con nuestro camino en la vida. Nos dirá sí o no, y también cuando debemos doblar a la izquierda o a la derecha, cuando debemos avanzar, retroceder o detenernos. Dios la grabó en nuestro interior (Romanos 2:14-15); escucharla y obedecerla es el primer paso a seguir para ser guiados por el Espíritu Santo.
El concepto de conciencia en el Nuevo Testamento implica verdades importantes:
Continuará en la (II Parte): “Verdades importantes en el concepto de conciencia”.