La conciencia - (III Parte)
“Por esto, yo también me esfuerzo por conservar siempre una conciencia irreprensible delante de Dios y delante de los hombres”. (Hechos 24:16).
¿Qué significa tener una conciencia buena y limpia?
Una conciencia buena y limpia: “Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera”. (1Timoteo 1:5) “…sino guardando el misterio de la fe con limpia conciencia”. (1 Timoteo3:9), rociada con la sangre de Cristo e iluminada por el Espíritu Santo: “Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo…” (Romanos 9:1), discierne claramente la voluntad de Dios.
El hombre, así, debe procurar tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante el prójimo. (Hechos 24:16). Si la gracia de Dios no purifica una conciencia contaminada o débil “…y su conciencia, siendo débil, se mancha” (1 Corintios 8:7) o corrompida: “Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas”. (Tito 1:15) o mala: “…acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura”. (Hebreos 10:22) o cauterizada: “…mediante la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia…” (1 Timoteo 4:2), será una conciencia vengadora e instrumento de espantoso y eterno remordimiento, como lo fue el caso de Judas.
La conciencia es un detector de valores del individuo. Es como una luz que se activa y da señal de alerta ante la posibilidad de una mala acción y resplandece ante una buena acción.
Valores inmaduros o débiles producirán una conciencia débil, mientras que teniendo conocimiento pleno de los valores de Dios producirán un fuerte sentido del bien y del mal.
En la vida cristiana, la maduración en la fe fortalece la conciencia.
Como cristianos, debemos mantener nuestra conciencia clara y limpia. De esta manera nuestra alma gozará de paz.
“La buena conciencia es la mejor almohada para dormir”. Sócrates.
Continuará en la (IV Parte): Restaurando la conciencia en sintonía con la voluntad de Dios.
