¿Sabemos comunicarnos en el momento justo y con las palabras apropiadas?
“…tiempo de callar, y tiempo de hablar…” Eclesiastés 3:7
En un matrimonio cuando se desea plantear un tema en especial, lo ideal sería que ambos estuviesen de acuerdo en hacerlo. Aunque no siempre resulta de esa manera, por lo tanto sería conveniente tomar en cuenta ciertos aspectos:
Pedir ayuda previa y dirección a Dios: se debe pedir dirección a Dios para saber en qué momento plantear el tema, o sea, cómo y cuándo iniciar la conversación. También debemos orar para conocer qué puntos enfocar, que palabras utilizar y si el tema merece discutirse.
Buscar el momento apropiado: hay momentos convenientes y otros no tanto para comenzar un diálogo. Por ejemplo a la mañana al levantarse el tiempo es muy escaso y ajustado. Las obligaciones y compromisos nos pasan “factura” (salir al trabajo, niños que llevar al colegio, enfermos que visitar, compras, etc.) que dificultan y entorpecen la oportunidad. De la misma manera apenas se llega al hogar luego de las obligaciones diarias, las personas generalmente están cansadas, estresadas y es necesario tomar un respiro y bajar los “decibeles” con que se llega al hogar. Para la esposa que trabaja fuera del hogar a su regreso la esperan otras tareas que necesitan de su atención; los niños, quehaceres domésticos, compras, comida, etc. Lo ideal sería que los esposos busquen un momento que sepan van a estar más relajados y tranquilos, pudiendo ser luego de la cena cuando los niños ya se han ido a dormir.
Presentar el tema y punto de vista: emplear un lenguaje sencillo, comprensible y hablar pausadamente. Ir directamente al “grano” y evitar “darle vueltas” al tema. En ese aspecto generalmente los hombres son más directos que las mujeres y les molesta que antes de presentar un tema se le de tanta vuelta.
Dominar la emoción: tener dominio propio, evitar el enojo “Airaos, pero no pequéis…” (Efesios 4:26) y tratar el tema con serenidad (si no es posible, dejar la conversación para otro momento, para cuando se pueda hacerlo de manera apacible, sin que la emoción domine). Si el tema desde el vamos se plantea con enojo lo más probable es que la otra persona se ponga a la defensiva, se cierre y opte por una actitud negativa o abandone el diálogo.
Dar la posibilidad para responder: en un diálogo hay más de una persona involucrada. No es un monólogo sino que se le dará oportunidad a la otra persona para que se explaye. Siempre habrá un “…tiempo de callar, y (un) tiempo de hablar…” (Eclesiastés 3: 7). Saber escuchar más que hablar.
Pensar en la posibilidad de pedir perdón: Si es necesario y amerita, pedir perdón. Pedir perdón es aconsejable y terapéutico ya que no hay reconciliación sin perdón mutuo. La ética cristiana no coincide con lo que cultural y socialmente se suele pensar en este mundo globalizado: “No cedas, no te muestres débil delante de, no te acobardes, sé más fuerte que, no pidas perdón”. En el matrimonio hay que saber pedir perdón y hay que aprender a perdonar…y muchas veces (Mateo 18: 21-35).
Una vez concluida la conversación que quizás haya sido tensa y fastidiosa, entregar el asunto en manos del Señor. Él nos conoce mejor que nosotros mismos; Él conoce nuestro corazón y nuestra mente perfectamente; Él entiende y comprende nuestros anhelos y esperanzas.
Dejemos que Dios obre reconciliación y traiga luz sobre el tema o discusión suscitada. Busquemos su restauración y paz sobre el asunto.
Es muy probable que muchos de nuestros problemas más serios disminuyan en dificultad si recurriésemos más al Señor en profunda oración.
Do we know how to communicate at the right time and with the appropriate words?
Based on Ecclesiastes 3: 7
“…a time to be silent and a time to speak…”
In a marriage when you want to raise a particular issue, the ideal would be that both agreed to do so. Although it does not always turn out that way, it would therefore be convenient to take into account certain aspects:
1. Ask for God's prior help and direction: God should be asked for direction in order to know when to raise the issue, that is, how and when to start the conversation. We must also pray to know what points to focus on, what words to use and whether the topic deserves to be discussed.
2. Find the right moment: there are convenient moments and others not so much to start a dialogue. For example, the morning when the time is up is very little and tight. The obligations and commitments are many (going to work, children to take to school, sick to visit, shopping, etc.) that interfere with and hinder the opportunity. In the same way as soon as you reach home after daily obligations, people are usually tired, stressed and it is necessary to take a break and slow down with which you arrive at home. For the wife who works outside the home on her return, other tasks await her that require her attention; children, household chores, shopping, food, etc. Ideally, the spouses should look for a moment that they know will be more relaxed and calm, which could be after dinner when the children have already gone to sleep.
3. Present the topic and point of view: use a simple, understandable language and speak slowly. Go directly to the "grain" and avoid "spinning" the issue. In this aspect, men are usually more direct than women and it bothers them that before talking about a topic, they give so many turns to the subject.
4. Dominate the emotion: have self-control, avoid anger: "In your anger do not sin” (Ephesians 4:26) and treat the subject with serenity (if it is not possible, leave the conversation for another time, for when you can do it in a gentle way, without emotion dominating). If the issue from the beginning is raised with anger, the most likely thing is that the other person becomes defensive, closes in on itself and opts for a negative attitude or abandons the dialogue.
5. Give the possibility to respond: in a dialogue there is more than one person involved. It is not a monologue but the other person will be given an opportunity to explain himself. There will always be a “…a time to be silent and a time to speak…” (Ecclesiastes 3: 7). Know how to listen more than talk.
6. Think about the possibility of asking for forgiveness: If it is necessary and deserves, ask for forgiveness. Asking for forgiveness is advisable and therapeutic since there is no reconciliation without mutual forgiveness. The Christian ethic does not coincide with what culturally and socially is usually thought of in this globalized world: "Do not give in, do not show yourself weak in front of the other, do not be shy, be stronger than, do not ask for forgiveness". In marriage you have to know how to ask for forgiveness and you have to learn to forgive ... and many times (Matthew 18: 21-35).
Once the conversation has concluded that it may have been tense and annoying, turn the matter over to the Lord. He knows us better than we do; He knows our heart and our mind perfectly; He understands and comprehends our desires and hopes.
Let God work reconciliation and bring light on the subject or discussion raised. Let's find His restoration and peace on the matter.
It is very likely that many of our most serious problems will diminish in difficulty if we would turn to the Lord more in deep prayer.