Profetas de Dios - (I Parte)
Al leer sobre los "profetas” en las Escrituras, generalmente se lo asocia con alguien que hace predicciones acerca del futuro.
Ahora, si bien los profetas bíblicos a veces predecían el futuro, no era ese el principal propósito de su ministerio. Fundamentalmente, los profetas de Dios eran sus embajadores. Eran los representantes y la voz parlante de Dios en la tierra.
Su tarea era explicar los pactos de Dios, alertar y advertir al pueblo sobre qué sucedería si no le obedecían y a su vez los animaban a permanecer en su palabra, a serle fiel y a cumplir sus mandamientos y ordenanzas.
Los profetas sirvieron en la tierra y en medio de su pueblo como emisarios o mensajeros autorizados de su corte real en el cielo. Llevaron la palabra de Dios al pueblo de Israel y a varias naciones más, y les exhortaron a ser fieles a Dios como su único rey.
Por supuesto, muchas de las naciones alrededor de Israel también tenían sus propios profetas que eran semejantes a los verdaderos profetas de Dios de manera superficial. Pero estos falsos profetas usaban trucos, supersticiones y poderes demoníacos para representar a sus dioses falsos.
En tiempos donde proliferaban los falsos profetas, era muy importante que los israelitas pudieran distinguir entre los verdaderos profetas de Dios y los falsos profetas. Por esta razón, en el Antiguo Testamento se establecieron varios requisitos para los verdaderos profetas de Dios y estos se mencionan en Deuteronomio 18:17 al 22
Y el Señor me dijo: “Bien han hablado en lo que han dicho. “Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos, y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mande. “Y sucederá que a cualquiera que no oiga mis palabras que él ha de hablar en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta. “Pero el profeta que hable con presunción en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta morirá.” Y si dices en tu corazón: “¿Cómo conoceremos la palabra que el Señor no ha hablado?” Cuando un profeta hable en el nombre del Señor, si la cosa no acontece ni se cumple, ésa es palabra que el Señor no ha hablado; con arrogancia la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él”.
En este pasaje se pueden ver por lo menos cuatro requisitos de los verdaderos profetas de Dios. Tal como Moisés enseñó aquí, los verdaderos profetas fueron:
Llamados por Dios.
Les fue dada la palabra de Dios para transmitírsela a su pueblo.
Demostraban lealtad a Dios al hablar en su nombre de acuerdo a sus mandamientos.
Y la autenticidad de su ministerio fue demostrada por el cumplimiento de su mensaje.
Continuará en la II Parte