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Justicia de Dios (I Parte) - God´s Justice - (Part I)


“El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento”. (2 Pedro 3:9).


Desde el siglo XV la Dama de la Justicia ha sido a menudo representada con los ojos vendados queriendo representar la fe en que la justicia es o debería ser impuesta objetivamente, sin miedo ni favoritismos, independientemente de la identidad, el dinero, el poder o debilidad; la justicia ciega e imparcial.


Teóricamente de esa manera debería expedirse la justicia; sin embargo hay un clamor generalizado en diferentes partes del mundo alzando su voz exigiendo justicia por diversos motivos.


Primeramente encontramos la injusticia social que tiene que ver con la desigualdad que separa a los seres humanos. Aunque esto no es privativo de este siglo sino que viene de arrastre de siglos pasados. La humanidad parece no aprender de sus propios errores y continúa tropezando con la misma piedra una y otra vez. Solamente que esta vez lo hace con conocimiento de causa ¿pues quien no ha leído un libro de historia, o ha visto un documental, película, serie o escuchado hechos que reflejaron y conmovieron al mundo por hechos de injusticia en tiempos pasados? Creo que a esta altura, en un mundo globalizado, con los avances de la tecnología y la celeridad en las comunicaciones, muy pocos son los que desconocen lo que está sucediendo al momento en tal o cual lado.


Seguimos viviendo bajo una inmensa injusticia social. Gran parte de la humanidad sufre, se siente cansada, humillada, denigrada, abatida, impotente, perpleja y en soledad ante hechos comunes de crueldad, corrupción, genocidios y guerras. Todo esto en muchos casos acompañados de viles mentiras. Vivimos inmersos en un sistema que no tiene corazón, ausente de valores, ni siente dolor o cuida del prójimo. Una gran parte de la humanidad se siente incomprendida, dolida, abandonada, mientras la otra parte, prefiere mirar para otro lado ignorando la realidad.


Y en segundo lugar está la injusticia ecológica: “…la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora”. (Romanos 8:22). Es un hecho científicamente comprobado que los cambios climáticos y el calentamiento global, son de naturaleza antropogénica. Es decir tienen su génesis en el violento accionar humano contra la naturaleza. El ser humano resiste adaptarse a la naturaleza sino que la somete a acomodarse y sujetarse al sistema y a sus más oscuros intereses.


Pensar que hemos sido los últimos en el proceso de la creación y para ese entonces, nuestra misión era muy clara. Fuimos puestos en el Edén para cuidar a la tierra (no para someterla), para administrarla bien, con sabiduría, para vivir en armonía junto a ella, de manera de honrar a nuestro Creador. Sería nuestro hogar con el cual compartiríamos nuestros días. Sin embargo no ha sido ni sigue siendo de esa manera; como Él lo había concebido. Se sigue adecuando y agotando sus recursos, prevaleciendo los intereses económicos espurios de algunos.


Todo ello es motivo de dolor, de desconcierto, indignación e impotencia. Exigimos, pedimos, clamamos por justicia pero esta parece no llegar. “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”, reza la frase del filósofo Lucio Anneo Séneca (2 a.C.-65 d.C.). El mundo parece estar girando al revés.


Continúa en la (II Última Parte)

 

God´s Justice - (Part I)

Based on 2 Peter 3:9

“The Lord is not slow in keeping his promise, as some understand slowness. Instead he is patient with you, not wanting anyone to perish, but everyone to come to repentance”. (2 Pedro 3:9).


Since the fifteenth century, the Lady of Justice has often been depicted blindfolded. The blindfold represents the faith that justice is, or should be objectively imposed, without fear or favoritism, regardless of identity, money, power or weakness; Blind and impartial justice.


Theoretically in this way, justice should be issued; however, there is a widespread outcry in different parts of the world that raises its voice demanding justice for various reasons.


First, we find the social injustice that has to do with the inequality that separates human beings. Although this is not exclusive of this century, already comes from the drag of past centuries. Humanity does not seem to learn from its own mistakes and continues to stumble over the same stone over and over again. Only this time they do so knowingly, for whoever has not read a history book, or has seen a documentary, film, series or listened to facts that reflected and moved the world by acts of injustice. I believe that at this stage of time, in a globalized world, with the advances of technology and celerity in communications, very few are those who do not know what is happening at the moment on this or that side of the planet.


We continue to live under immense social injustice. A great part of the humanity that suffers feels tired, humiliated, denigrated, dejected, impotent, perplexed and in solitude before common facts of cruelty, corruption, genocides, and wars, all this in many cases accompanied by vile lies. We are immersed in a system that has no heart, which does not feel pain or care for the other. One part of humanity feels misunderstood, hurt, abandoned, while the other part prefers to look away ignoring reality.


As second is the ecological injustice: “We know that the whole creation has been groaning as in the pains of childbirth right up to the present time”. (Romans 8:22). It is a scientifically proven fact that climate change and global warming are anthropogenic in nature. In other words, they have their genesis in the violent human action against nature. The human being resists adapting to nature but compels it to adapt to it and to its darker interests.


Thinking that we were the last in the process of creation and by then, our mission was very clear. We were placed in Eden to care for the earth (not to subdue it), to administer it well, with wisdom, to live in harmony with it, in order to honor our Creator. It would be our home with which we would share our days. However, it has not been and still is not that way; As He had conceived. We continue submitting and exhaust its resources according to pleasure and interest.


All this is the cause of pain, of bewilderment, indignation, and impotence. We demand we ask, we cry for justice but this does not seem to arrive. "Nothing resembles injustice as much as late justice", reads the phrase of the philosopher Lucius Annaeus Seneca (2 BC-65 AD).


The world seems to be turning upside down.


It will continue in (II Last Part)

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