Cuida lo que hablas, cómo lo dices y con quién lo hablas
“Es de sabios hablar poco, y de inteligentes mantener la calma.
Hasta el necio pasa por sabio e inteligente cuando se calla y guarda silencio”. (Proverbios 17:27-28).
“Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad”. Dumas
Lo que dice Dumas no justifica que nos quedemos callados por miedo a cometer un error. Pero sí es cierto que hay quienes hablan descuidadamente, hablan de más y son enlazados fácilmente en las palabras de su boca. “El que mucho habla, mucho yerra; callar a tiempo es de sabios.” (Proverbios 10:19).
Solo los prudentes tienen cuidado de no hablar sin pensar. En otras palabras, por más que hable descuidadamente, siempre termina diciendo lo que piensa. Se ha dicho con certeza, “que lo que dejas entrar a tu mente, terminará en tu corazón”.
Con el solo hecho de prestar atención se puede saber lo que una persona guarda en su interior “…de la abundancia del corazón habla la boca". (Mateo 12:34) y llegar a conocer su verdadero yo. Como verás no hay tanto misterio para conocer a una persona. Sólo hay que prestar suma atención a lo que habla, cómo lo dice, observar sus gestos y pronto descubrirás quién tienes delante tuyo.
Mientras que la humildad consiste en callar las virtudes, la jactancia y la egolatría, las gritan a viva voz. Por eso ahora sabemos que nadie está más vacío, que aquel que sólo está lleno de su YO.
Creo que siempre hay que cuidarse de alguien nuevo que aprueba todo lo que digamos o hagamos sin cuestionar nada. O es porque carece de criterios propios y todavía no definió su propia identidad y busca agradar, o disfraza su hipocresía con la adulación, o tiene alguna intención oculta.
Antes de hablar, deberíamos tener en cuenta: 1) preguntarnos si es importante y oportuno lo que vamos a decir, 2) pensar si puede ser hiriente para el otro y 3) que directa o indirectamente esté en armonía y sea para la gloria de Dios, lo “…que hagáis… hacedlo todo para la gloria de Dios”. (1 Corintios 10:31). Entonces, seguramente hablaremos bien, avanzaremos y progresaremos, de la misma manera que edificaremos a los que nos escuchan dando gracias por lo que reciben.
¡Recuerda! ¡Cuida lo que dices, cómo lo dices y ante quien lo dices!
¡No hables descuidadamente!
"Cada uno recoge el fruto de lo que dice y recibe el pago de lo que hace”. (Proverbios 12:13-14 DHH).