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El tiempo se acaba

  • Foto del escritor: Rinconcito de la Oración
    Rinconcito de la Oración
  • 4 mar
  • 3 Min. de lectura

Basado en:  Isaías 55:6


“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”.


Estamos viviendo tiempos cruciales en la historia de la humanidad. Transitamos el período de gracia, una ventana de oportunidades que Dios ha abierto para que todos aquellos que lo busquen, lo encuentren.


“Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios” (1 Juan 4:2).


Su presencia aún está accesible. Su amor y misericordia no han cesado de llamar al pecador al arrepentimiento, ofreciéndole salvación y vida eterna a través de Jesucristo:

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).


Sin embargo, este tiempo no durará para siempre. La Biblia nos advierte que llegará el día en que el Señor cerrará este período de gracia. Actualmente, la presencia del Espíritu Santo, que mora en la Iglesia, es quien está deteniendo el avance del mal. Pero cuando este freno sea quitado, el mundo se deslizará hacia un tiempo de juicio y tribulación.


Cuando la presencia del Espíritu Santo se retire progresivamente, la maldad irá en aumento, permitiendo que las tinieblas cubran la tierra como nunca antes.


“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio” (2 Tesalonicenses 2:7).


Cuando la Iglesia sea arrebatada, el Espíritu Santo se irá con ella, dejando al mundo sumido en el caos. No habrá orden, ni moral, ni principios, ni decencia, ni honestidad, ni cordura, ni templanza, ni misericordia. La naturaleza misma sufrirá desastres cada vez mayores (una realidad que la vemos a diario), y la conciencia que dicta lo bueno y lo honorable—esa voz de Dios puesta en cada ser humano para orientar a hacer el bien—también se desvanecerá. En ese tiempo, su ausencia será total.


Señales del Fin: ¿Estamos Listos?


Jesús mismo nos advirtió sobre los tiempos finales. En Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21 encontramos señales claras que indican la cercanía de Su regreso:


  • Guerras y rumores de guerras (Mateo 24:6)

  • Pestes y enfermedades (Lucas 21:11)

  • Apostasía y rechazo de la verdad (2 Timoteo 4:3-4)

  • Persecución contra los creyentes (Mateo 24:9)

  • Un mundo como en los días de Noé y Lot (Lucas 17:26-30)


Hoy vemos el cumplimiento acelerado de estas señales ante nuestros ojos. No es tiempo de dormir espiritualmente ni de vivir distraídos con las cosas de este mundo. Es tiempo de buscar al Señor con urgencia.


La Gracia No Será Eterna


Dios es amor, pero también es justo “Que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado...” (Éxodo 34:7).


Hoy nos ofrece misericordia, pero llegará el momento en que Su justicia prevalecerá. El arrebatamiento de la Iglesia marcará un antes y un después en la historia. Aquellos que no hayan aceptado a Cristo antes de este evento enfrentarán la Gran Tribulación.


“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17).


Pero a aquellos que han guardado la palabra de Su paciencia, Él les ha prometido: “Yo también (los) guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 3:10).


¿Cuánto tiempo más durará esta gracia? No lo sabemos, pero sí sabemos que se está agotando.


No esperemos a que sea demasiado tarde. Hoy es el día de salvación.


Si aún no has entregado tu vida a Cristo, hazlo en este preciso momento. No te dilates, no te demores: busca a Dios mientras puede ser hallado.


¿Has buscado al Señor hoy?


¿Le has pedido que entre a tu vida y te has rendido a Él?


¿Te has arrepentido y le has pedido que te limpie de toda impureza?


"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).


No esperes más. Hoy es el día de tu salvación.

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