Enfréntate a las Tinieblas Sin Temor
Basado en: Efesios 6:12
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
C.S. Lewis afirmó sabiamente que la humanidad puede caer en dos errores opuestos respecto al mal: “negar su existencia” o “obsesionarse con él”. Ambos extremos resultan peligrosos, ya que pueden alejarnos de la verdad espiritual y de la confianza en Dios.
Como creyentes, “no debemos vivir con temor”, pero tampoco podemos ignorar la realidad de las acechanzas del enemigo. Aunque invisible, sus efectos se hacen evidentes en el mundo: se manifiestan en la ansiedad, los conflictos, las enfermedades, las guerras, separaciones de matrimonios, desobediencia de hijos a padres, padres que no respetan a sus hijos, temores, ataques de pánico, falta de sueño y muchas otras situaciones que enfrentamos día a día.
La Biblia nos advierte que el enemigo “anda como león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8). Si ignoramos esta realidad, nos volvemos vulnerables y nos dejamos llevar por influencias negativas; justificamos actitudes pecaminosas o no discernimos correctamente los ataques espirituales. Por otro lado, “si reconocemos su existencia, debemos saber cómo hacerle frente”.
La Escritura nos enseña que en Cristo tenemos la victoria y que hemos recibido autoridad para resistir al enemigo (Santiago 4:7). No se trata de vivir en constante lucha u obsesionados de que todo lo que nos pasa es producto del enemigo, sino que debemos permanecer firmes en la fe y confiar en el poder de Dios, como en el discernimiento que el Espíritu Santo da a cada uno (ya que somos Su templo, 1 Corintios 6:19-20) a fin de evaluar la situación por la que estamos pasando para no caer en confusiones, equivocaciones u errores.
Nuestra seguridad no está en nuestra propia fuerza, sino en Aquel que venció en la cruz. Si queremos vivir libres del temor, debemos confiar plenamente en Dios, caminar en su verdad y aplicar su Palabra en nuestras vidas.
Que esta reflexión nos impulse a vivir con discernimiento y confianza en el Señor, sabiendo que en Él tenemos la victoria sobre toda adversidad. “No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día” (Salmo 91:5). No temas ni desmayes porque Dios es tu sustentador y escudo protector (Isaías 41:10).
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