¿Eres de Dios o del mundo? Tuya es la elección

Basado en: 1 Juan 4:4-6

“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error”.

Este versículo resalta la poderosa verdad de la presencia divina en los creyentes, otorgándoles la fortaleza para superar las adversidades del mundo.

Los creyentes, al amar a Dios y sumergirnos en Su Palabra poniéndola por obra, adquirimos la capacidad de discernir entre el Espíritu de verdad y el espíritu del error. Este discernimiento es esencial en un mundo donde las voces del engaño a menudo intentan desviar a aquellos que buscan la verdad.

El amor a Dios, manifestado a través de un amor activo en la comunidad cristiana, se convierte en la base para discernir entre la realidad divina y las falsas doctrinas que se ocultan en las tinieblas. Este amor fraternal no solo fortalece la relación con Dios sino que también permite identificar y resistir las artimañas de los falsos profetas.

Es por ello, que como creyentes vencemos a los falsos profetas (que los hubo en todos los tiempos y los habrá con mayor frecuencia a medida que nos vayamos acercando al fin de los tiempos) “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24). 

Sin embargo, recordemos que, a pesar de los desafíos, nuestro Dios Creador es superior a cualquier adversario, y su plan soberano prevalecerá. Como cristianos, confiamos en la promesa de que, aunque enfrentemos tiempos difíciles, la victoria final ya está asegurada en Dios a través del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo.

Tu eliges de qué lado prefieres estar; si del lado de la luz y gozar de la presencia de Dios por la eternidad o para siempre permanecer en las tinieblas donde será el lloro y el crujir de dientes.