¿Estas preparado? pues nunca sabrás el momento de tú partida
Basado en: Romanos 2: 5-8
“Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia…”
El arrepentimiento es un don que Dios da y tiene valor llegado el último momento de vida, aunque lamentablemente pocos lo toman en consideración.
Quizás algunos se pregunten ¿cómo puede el criminal más atroz si se arrepiente en el último momento de su vida, ser tomado en consideración por Dios?
Creo que, si uno a pesar de haber cometido cosas desagradables ante los ojos de Dios se arrepiente con un corazón humillado y sincero en el último momento de su vida, Dios que todo lo ve y conoce nuestro interior, acepta ese perdón, pagando “…a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia…” durante el justo juicio de Dios.
Si el arrepentimiento nace de una voluntad genuina y proviene de un corazón íntegro y arrepentido, recompensa tendrá. (1 Corintios 9:17). Lamentablemente muchos, por la dureza de su corazón, atesorarán ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios. (Romanos 2:4-8). El amor propio suele ser una barrera de concreto que nos separa del perdón y las bendiciones de Dios. Vence tu amor propio y gozaras de vida eterna junto al Creador.
El arrepentimiento es una oportunidad y gran posibilidad que el Altísimo otorga a nuestra vida. No esperes a arrepentirte, nunca sabrás en qué momento será tu partida y tendrás que enfrentarte al Bendito rindiéndole cuentas de tu vida.
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