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¿Hubo profetisas en las Sagradas Escrituras?



Quizás estemos más familiarizados con los profetas que con las profetisas de las Sagradas Escrituras, pero sí las hubo en la historia de Israel. Dios entregó el don profético, tanto a hombres como a mujeres.


Pero ¿quién era un profeta o una profetisa del Altísimo? ¿Cuál era su misión?


El profeta como la profetisa, era una persona con un llamamiento particular y cuando este llegaba, no era una opción, sino una orden divina. En algunos casos, el cumplimiento de la profecía se daba de manera relativamente rápida, aunque en otras ocasiones, tardaba años.


La misión de los profetas y profetisas ha sido transmitir al pueblo la voluntad de Dios. En algunos casos, a través de ellos Dios exhortaba a su pueblo, en otros los alertaba a permanecer en su palabra, a serle fiel y a cumplir sus mandamientos y ordenanzas, en otros anticipaba castigo y en otros les daba aliento y esperanza. Dios no se manejaba, ni se maneja con intrigas, ni guarda secretos, Dios siempre anticipaba sus planes por medio de los profetas/profetisas, pues: “…nada (hará) sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. (Amós 3:7).


En la antigüedad a los profetas también se los conocía como “videntes” ya que se los llamaba de esa manera: “Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.” (1 Samuel 9:9).

Ahora, si bien a los profetas/profetisas bíblicos se los asociaba con alguien que hace predicciones acerca del futuro, no era el principal propósito de su ministerio. Fundamentalmente eran los embajadores de Dios. Ellos representaban la voz parlante del Dios Vivo en la tierra.


Lo que sí puede llamarnos la atención, es que en la Biblia haya mayor cantidad o bien se mencionen más profetas que profetisas. La misión de los profetas en casi todos los casos no fue tarea fácil. Tuvieron que enfrentar reyes, pueblo, idolatría, exilio y creo que el Dios bueno quiso preservar a las mujeres de tan ardua y controvertida tarea, pero en fin, esa es una apreciación personal. Lo importante es saber que existieron, que fueron escogidas por Dios y que cumplieron con su mandato para el cual fueron elegidas.


En el Antiguo Testamento encontramos cuatro profetisas:


֎ Miriam (María), la hermana de Aarón y Moisés (Éxodo 15:20), y es en este pasaje la única vez que se la menciona como profetisa.

֎ Débora, nos es presentada de la siguiente manera: “Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot” (Jueces 4:4). El suyo fue un ministerio poderoso, ungido. Débora, fue profetisa y juez con una fe inquebrantable. Su gran valentía le permitió hacer frente a un tiempo difícil de idolatría. Su fortaleza era Dios en quien tenía comunión y confiaba plenamente en sus promesas, cumpliendo y haciendo cumplir como juez, sus mandamientos. Así obtuvo victoria (Jueces 4:15-24) dando como corresponde, toda la gloria y honra a Dios (Jueces 5).

Débora es prueba de que el Señor usa mujeres en lugares y cargos importantes y que su función puede ser de gran relevancia en asuntos nacionales, como sucedió con ella, una mujer consagrada a Dios.

֎ Hulda, a quien el rey Josías mandó consultar cuando halló el libro de la ley y quien profetizó el juicio de Jehová sobre el pueblo (2 Reyes 22:14-20; 2 Crónicas 34:22-28). El ministerio de Hulda se desarrolló durante el reinado de Josías, el nieto de Manasés. Y como profetisa, declaró que habría grandes juicios sobre Jerusalén. Los altos funcionarios de la corte real la buscaban cuando necesitaban oír la palabra del Señor para el rey Josías y para el resto de la nación. Este es el único suceso que quedó registrado.

֎ El profeta Isaías, a partir de sus propias declaraciones se sabe que estuvo casado con una profetisa ya que se refiere a ella como tal (Isaías 8:3), pero no hay mayor referencia a ella.


En el Nuevo Testamento, el término se aplica a:


֎ Ana (Lucas 2:36-37), de edad avanzada permanecía en el templo de Jerusalén sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Ana junto a Simeón guiados por el Espíritu Santo, fueron los primeros en testificar de Jesús. Y su profecía tuvo gran preponderancia gracias a su avanzada edad ya que en la cultura judía, los ancianos eran muy respetados. Ana evidentemente tuvo un acercamiento a Dios poco común.

֎ Las cuatro hijas de Felipe “Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”. (Hechos 21:9). El hecho de se refiera a las hijas como “doncellas” probablemente se debió a que las hijas de Felipe eran jóvenes menores de dieciséis años que profetizaban regular o habitualmente.


De la misma manera que hubo profetas y profetisas destinados a la obra de Dios, hubieron falsos profetas y falsas profetisas como en (Apocalipsis 2:20) cuando se alude a una pseudo profetisa, Jezabel y como Noadías, la profetisa que se menciona entre los adversarios de Nehemías (Nehemías 6:14), o en (Ezequiel 13:17-23) donde se hace referencia a falsas profetisas.


Como conclusión, seamos precavidos y tengamos mucho cuidado de los falsos profetas. Aquellos que se auto proclaman profetas asegurando que Dios les habló o tienen alguna visión, o tal o cual mensaje de su parte.


Las Escrituras en Deuteronomio 18:18-22 son muy claras al respecto:


“Cuando un profeta hable en el nombre del Señor, si la cosa no acontece ni se cumple, ésa es palabra que el Señor no ha hablado; con arrogancia la ha hablado el profeta; no tendrás temor de él”. (Deuteronomio 18:22).


Los verdaderos profetas y profetisas de Dios hablaron en nombre de Él e hicieron que ocurriera lo que ellos declaraban en Su nombre. No hablaron de sus propias palabras, ni impusieron su propia voluntad, sino que, en la presencia del Todopoderoso, hablaron las palabras que Él les dio para que dijeran.


Como está escrito: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”. (1 Pedro 4:11).


A pesar de que en la Biblia, haya muy poco registro de profetisas, lo importante es saber que se las menciona, que fueron elegidas por Dios y que cumplieron con su misión para el propósito por el cual fueron seleccionadas.

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