Integridad a toda prueba
Basado en: 1 de Juan 5:4
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. 1 de Juan 5:4
Cuando Daniel y sus amigos fueron llevados cautivos a Babilonia, el rey Nabucodonosor dispuso que estos jóvenes, comiesen de la misma comida y bebida que él comía.
En la antigüedad y según las normas orientales, el hecho de compartir una comida tenía implicancias significativas, sellaba un compromiso con esa persona, ya que conlleva la idea de alianza o pacto. De esa manera, Daniel y sus amigos mantendrían una cierta relación con el rey teniendo que aceptar de su parte determinadas demandas y exigencias.
Sin embargo, a pesar de estar incluidos entre los que podían disfrutar de la comida del rey “…Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”. (Daniel 1:8).
Daniel, como exiliado hebreo, no discutió o se escusó diciendo que esa comida no era de su agrado o que era alérgico, ni se puso a murmurar con los demás exiliados, ni comenzó una huelga de hambre, sino que por su fe, su respeto y amor, por su integridad al Dios de Israel no quiso contaminarse, ni adaptarse a las costumbres babilonias. Él permaneció fiel a pesar de las muchas pruebas que tuvo que soportar. Él se distinguió por su valor y su tenaz observancia de la Ley.
Daniel no miró para otro lado y pensó, “total ya estamos en otro país, Israel quedó atrás y destruida, sigamos la corriente de este país, ya todo da igual, nadie se va a enterar”. Sino que Daniel y sus amigos representaron ese fiel remanente que Dios tiene en toda época y toda nación. Es ese remanente fiel que ha sido escogido por gracia (Romanos 11:5).
Ellos tuvieron el coraje, el valor y valentía, ese espíritu inquebrantable que mana de una sólida fe puesta en Dios el Creador.
Así es como todo cristiano puede vencer los estandares del mundo, no mirando para otro lado sino haciendole frente, no contaminándose, o siguiendo la “manada”, sino venciendo con coraje y valor mediante su inalterable fe puesta en Jesucristo, nuestro libertador.
Comentários