La Verdad que No Podemos Ignorar

Basado en: Mateo 25:46

“Y estos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna”.

El pasaje de Mateo 25:46 es una clara advertencia y a la vez una promesa. Jesús deja en evidencia que hay dos destinos eternos: el castigo eterno y la vida eterna. Esta verdad confronta directamente la creencia popular de que todos iremos al mismo lugar sin importar nuestras acciones o nuestra relación con Dios. La Palabra de Dios afirma que nuestras decisiones en esta vida tienen consecuencias eternas.

El castigo eterno no es una simple desaparición o inexistencia; es un estado consciente de separación de Dios. Al mismo tiempo, la vida eterna es la recompensa prometida a aquellos que han vivido en fe y obediencia, confiando en Cristo como su Salvador.

Vivimos en un mundo donde “se trivializa el mal y se relativiza la verdad”. Muchas personas creen que el mal ya no tiene consecuencias, que lo importante es ser “bueno según mis propios términos” o que la verdad es algo personal y flexible. Sin embargo, la Palabra de Dios no cambia, y el mensaje de este pasaje es claro: el mal será juzgado y sólo en Cristo podemos hallar la verdad que lleva a la vida eterna. (Mateo 25:31-46)

Muchos hoy prefieren evitar pensar en el juicio o en las consecuencias del pecado, pero el mensaje de este pasaje es un llamado urgente a la reflexión y al arrepentimiento. Jesús mismo nos da la oportunidad de vivir una vida que agrada a Dios y recibir la vida eterna. Sin embargo, el rechazo a Su gracia lleva inevitablemente a la separación de Dios.

Este es el momento para acercarnos a Dios con humildad y sinceridad. No dejemos pasar la oportunidad que Jesús nos ofrece de vivir bajo Su gracia y verdad. Hoy, Él extiende Su mano, llamándonos a dejar atrás aquello que nos aparta de Su amor y a caminar en una vida renovada en Su presencia. Aceptemos Su invitación y busquemos una relación verdadera y transformadora con nuestro Salvador.