Nuestro Redentor Vive y Reinará en Gloria

Basado en: Job 19:25-27

“Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo… y mis ojos lo verán…”

El Domingo de Resurrección no es solo el recuerdo de un hecho pasado. Es la proclamación viva de que nuestro Redentor no está en la tumba. Vive. Reina. Y regresará en gloria.

Cristo no solo venció la muerte, ascendió al cielo y ahora está sentado a la diestra del Padre, revestido de esplendor, de majestad y poder. Ya no es el Siervo sufriente de Isaías 53, sino el Rey glorificado del Apocalipsis. El mismo que entregó su vida en la cruz por amor, hoy vive y aguarda el kairos de Dios para regresar a reinar sobre toda la tierra.

Ese Cristo glorioso es nuestro intercesor. Nos conoce. Nos ama. Y vendrá una vez más, no para ser rechazado, sino para ser reconocido por todo ojo (Apocalipsis 1:7), como Señor de señores y Rey de reyes.

En un mundo cansado de falsas esperanzas, su resurrección sigue siendo el mensaje más poderoso: la muerte no tuvo la última palabra, el pecado fue vencido, la redención fue sellada.

Este Domingo de Resurrección es una invitación a levantar la mirada.  A adorar no solo al Cordero que fue inmolado, sino también al León de la tribu de Judá, que vive y reina por los siglos. Y a recordar que el amor que lo llevó a la cruz fue tan inmenso, que prefirió morir antes que vivir sin nosotros.

Que esta Pascua nos encuentre rendidos en gratitud, con corazones llenos de esperanza, y dispuestos a vivir para Aquel que murió, resucitó y pronto regresará en gloria para reinar con justicia.

Esperemos con fe ese bendito momento.