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Permanece Atento: La Hora se Acerca


Basado en: 2 Tesalonicenses 2:7


“Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio”.


Desde los primeros días de la creación, el mal ha estado presente en el mundo, sembrando confusión y tentación entre los hijos de Dios. El apóstol Pablo nos advierte en 2 Tesalonicenses 2:7 que “…el plan secreto de la maldad ya está en marcha…”, señalando que hay una fuerza que restringe el mal de desatarse en su máxima potencia. Pero llegará el momento en que aquello que detiene el mal será quitado, permitiendo que la maldad se manifieste de manera total antes del glorioso retorno de Cristo.


Este pasaje nos llama a estar alerta y vigilantes. El Espíritu Santo, quien hoy en día restringe la maldad y sostiene el tiempo de gracia, un día se apartará, permitiendo que el mundo experimente las consecuencias de su rechazo a Dios. El fin de este tiempo indicará que ya no habrá oportunidad de arrepentimiento, y se señalará el cierre definitivo de la puerta de gracia. ¿Estamos listos para ese momento?


El Señor Jesús mismo nos enseñó sobre la importancia de estar preparados, especialmente en la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13). Cinco de ellas, que simbolizan a los que están atentos, llevaron suficiente aceite para mantener encendidas sus lámparas mientras esperaban al esposo. Las otras cinco, que no se prepararon adecuadamente, quedaron fuera del banquete nupcial. El aceite en esta parábola representa nuestra fe viva, obediencia y dependencia constante del Espíritu Santo. Aquellos que se mantienen fieles, llenos del Espíritu y firmes en su fe, estarán listos cuando venga el Señor, mientras que los que no lo hagan perderán la oportunidad de participar en Su Reino.


La maldad no solo está creciendo en el mundo, sino que se desbordará en el tiempo señalado. Jesús también habló de estos tiempos difíciles en Mateo 24:12-13 “…y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.  Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo”.  Aquí se subraya que, aunque el mal aumente, la esperanza está en permanecer firmes en nuestra fe, sabiendo que Dios es fiel para salvarnos en el último día.


Pablo refuerza este llamado en Efesios 6:12 cuando dice “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Si bien vivimos en un mundo donde el mal parece ganar terreno, no debemos olvidar que nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra fuerzas espirituales de maldad. Por ello, el pasaje de Efesios 6:13-14 nos insta a tomar y vestirnos con “toda la armadura de Dios” a fin de resistir las asechanzas del diablo. Al no ser todos los ángeles benevolentes, (ya que la Biblia reconoce la existencia de seres espirituales caídos), se subraya la necesidad de estar “atentos y vigilantes”, preparados y equipados espiritualmente para resistir estas influencias malignas permaneciendo fieles a la fe.


La oración, la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo son nuestras armas para combatir y vencer en esta lucha diaria.  Aunque te cueste creerlo, el Señor sigue en control, incluso cuando las fuerzas del mal traten de dominarnos.


En nuestros días, es evidente que la maldad está aumentando no solo en acciones, sino también en palabras. Vemos cómo el respeto y la dignidad humana se han desvanecido en el discurso público. Las palabras de nuestros líderes, que deberían inspirar unidad y esperanza, se han convertido en armas para insultar, descalificar y dividir. Este ambiente de agresividad, donde la compasión parece haber sido reemplazada por odio, es un claro reflejo de lo que Jesús advirtió en Mateo 24:12 “… y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”. Estas actitudes nos recuerdan que el mundo está cada vez más apartado de los principios de Dios, y que más que nunca, debemos estar atentos, mantener nuestra fe viva y ser portadores de luz en medio de la oscuridad.


Por eso, debemos mantenernos alerta, como lo advierte 1 Pedro 5:8: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar…”. La sobriedad y la vigilancia espiritual son fundamentales en estos tiempos, y no podemos permitir que nuestras lámparas se apaguen por la indiferencia o la negligencia.


En este tiempo de gracia, donde el Espíritu de Dios todavía actúa con poder, debemos aprovechar para buscar al Señor con todo nuestro corazón, mantener nuestra lámpara encendida y ser luz en un mundo cada vez más oscuro. El tiempo del fin se acerca, y aunque la maldad aumente, nuestra esperanza está en Cristo, quien vendrá a establecer Su Reino.


En conclusión, el mensaje de 2 Tesalonicenses 2:7 nos insta a no bajar la guardia. El mal está presente, pero aún tenemos tiempo para estar preparados, llenos del Espíritu Santo, y firmes en nuestra fe. Al igual que las vírgenes prudentes, cuidemos de nuestro aceite, mantengamos nuestras lámparas encendidas, y esperemos la venida del Señor con vigilancia y obediencia.


Que no seamos sorprendidos el día que Él regrese.

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