¿Por qué la Biblia llama “Belén Efrata” al lugar donde nació Jesús?

Basado en:  Miqueas 5:2

“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.

En medio de los poderosos imperios y de las ciudades más reconocidas de la antigüedad, Belén Efrata no destacaba. Era pequeña, humilde, casi desapercibida. Sin embargo, fue la elegida por Dios para el evento más trascendental de la historia: el nacimiento del Mesías.

¿Por qué se la llama Belén Efrata?

“Belén” significa Casa de Pan, y “Efrata” significa fértil o fructífera. También era el nombre antiguo del lugar y del clan al que pertenecía. Así, el profeta Miqueas deja claro que de esta pequeña pero fértil ciudad, saldría el Pan de Vida, el Señor eterno, Jesucristo.

Una elección que revela el corazón de Dios

Dios no escogió una gran ciudad, ni un palacio real. Escogió lo sencillo. Lo humilde. Lo que no tenía renombre. Así es el corazón de nuestro Dios: Él exalta lo que el mundo menosprecia. Él honra lo que el mundo olvida.

¿Y qué nos dice esto a nosotros?

Nos recuerda que no importa cuán pequeños nos sintamos. A los ojos de Dios, lo fértil no es lo que brilla por fuera, sino lo que está dispuesto a ser instrumento en sus manos.

Belén Efrata era “pequeña entre los millares de Judá”, pero allí nació el Rey de reyes.

Aplicación personal

¿Te sentís a veces poco relevante, sin mucho que ofrecer?

Recordá que Dios ama obrar en lo pequeño, porque allí se manifiesta más claramente Su gloria: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).

Él busca corazones fértiles, dispuestos, sensibles a Su llamado.  Así como Belén fue cuna de esperanza, tu vida también puede ser un lugar donde Cristo nazca, crezca y brille para otros.  Este principio del Reino se ve reflejado una y otra vez en las enseñanzas de Jesús: “Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos.” (Mateo 20:16) y “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” (Lucas 14:11).

Dios no mira como el hombre. Él exalta lo que el mundo menosprecia.  Belén Efrata fue una ciudad pequeña, pero escogida por Dios para traer al mundo al Salvador.

Así también, quien se humilla y sirve, será enaltecido en el Reino de los cielos.