¿Por qué Somos Siempre Tan Quejosos?
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Basado en: 1 Tesalonicenses 5:18
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
El ser humano es una criatura peculiar. Parece que nada le viene bien.
Si hace calor en verano, nos quejamos de las altas temperaturas, y si vamos a la playa, nos molesta la multitud y la música que ponen fuerte. En invierno, cuando hace frío, anhelamos el calor. Si vemos una película, nos lamentamos de haber perdido el tiempo en lugar de elegir otra. Si pedimos un plato en un restaurante, encontramos defectos en la cocción. Siempre hay un “pero”.
Por lo menos aquí en Argentina, es común escuchar quejas constantes: “Hace mucho frío”, “hace demasiado calor”, “el transporte está lleno”, “hay demasiada gente”. Pareciera que siempre encontramos algo que no está a nuestro gusto.
Sin embargo, la Palabra de Dios nos da un claro llamado: ser agradecidos en todo. No solo cuando las cosas van bien, sino también en los momentos difíciles. La gratitud no depende de las circunstancias, sino de nuestra confianza en Dios.
La Gratitud Transforma Nuestra Vida
Muchas veces nos enfocamos en lo que nos falta en lugar de ver lo que ya tenemos, en ver la mitad del vaso vacío y no ver en la mitad que está lleno. Es cierto que siempre habrá alguien que tenga más que nosotros, pero también hay muchos que tienen muchísimo menos.
La gratitud nos lleva a valorar lo que Dios nos ha dado, por pequeño que parezca:
Agradecer por tener agua para bañarnos, cuando hay quienes no tienen acceso ni siquiera para beber.
Agradecer por tener un techo, aunque sea pequeño, cuando muchos duermen en la calle.
gradecer por el alimento en nuestra mesa, cuando hay quienes no tienen qué comer.
Agradecer por la ropa que vestimos, cuando hay quienes llevan la misma vestimenta por años sin posibilidad de lavarla.
Ser agradecidos cambia nuestra perspectiva y nos ayuda a vivir con paz y contentamiento. Cuando damos gracias a Dios en todo momento, reconocemos que Él es el proveedor y que Su gracia sostiene nuestras vidas.
Dios Siempre Provee
En Mateo 6:26, Jesús nos deja una enseñanza profunda:
“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”
Si Dios cuida de las aves del cielo, dándoles alimento cada día, ¿cómo no va a cuidar de nosotros, que somos sus hijos amados? En lugar de preocuparnos por lo que nos falta, confiemos en que Dios suplirá nuestras necesidades y seamos agradecidos.
El Poder Espiritual de la Gratitud
La gratitud no solo es una actitud, sino también un mandato divino. Dios nos llama a agradecer en todo, porque al hacerlo, estamos alineándonos con Su voluntad.
En Filipenses 4:6-7, el apóstol Pablo nos dice:
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Cuando somos agradecidos, nuestra vida se llena de paz y aprendemos a valorar lo que tenemos. Deja de haber espacio para la queja, el descontento y la ansiedad.
Que cada día podamos desarrollar un corazón agradecido, reconociendo que todo lo que tenemos es por la gracia de Dios. Aun en las pruebas, Su amor y Su provisión nunca faltan ni fallan.
¿Has tomado hoy un momento para agradecer a Dios?
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