Promesas Vacías vs. Palabras de Verdad
Basado en: 1 Pedro 1:25 – 2 Corintios 1:20 - Números 23:19
“Mas la palabra del Señor permanece para siempre”.
“…porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén…”
“Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta”.
Las promesas de los hombres pueden desvanecerse, fallar y decepcionar, pero la palabra del Señor permanece inmutable para siempre. En Él, todas las promesas se cumplen, pues cada una de ellas es un firme “Sí” y “Amén”.
Confiemos no en las palabras efímeras de los hombres, sino en la fidelidad de Aquel cuyas promesas son verdaderas y eternas.
La palabra de Dios es perfecta, sin fallos, ni fecha de vencimiento, y continúa irradiando su efecto en la sociedad actual para toda persona de bien y para todo aquel que confiando, la desea recibir.
Cielo y tierra podrán pasar, pero Su palabra es firme y eterna, nunca perderán su validez ni su poder transformador, como se afirma en Números 23:19: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”.
Esto reafirma la inquebrantable veracidad y fidelidad de las promesas de Dios.
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