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¿Qué entendemos por Fábula?


Ayudas Hermenéuticas

 

Las figuras literarias o retóricas son fórmulas que permiten utilizar palabras fuera de sus usos convencionales. Se utilizan comúnmente para darle color, belleza, fragancia, fuerza para comunicar un cierto mensaje; para suavizar algún pensamiento y hacerlo aceptable o para darle énfasis y efectos especiales al lenguaje.


Gracias a ellas, podemos dotar a los relatos de expresividad y transmitir con ellos sentimientos, emociones o sugerencias. Así, a partir de las principales figuras literarias o retóricas, los escritores pueden obtener textos literarios atractivos e interesantes. Sin embargo, aunque solo hemos hablado de literatura y textos escritos, lo cierto es que estas principales figuras retóricas también son usadas en el lenguaje oral y coloquial.


Las categorías del lenguaje figurado o retórico son tan variadas que cada tipo tiene su propio nombre y característica.  Cada una se irá viendo por separado.


La Biblia cuenta con gran variedad de lenguaje figurado o retórico; la habilidad del lector y/o del oyente, será saber discernir y diferenciar entre lo figurado y lo literal.


Fábula


Se distingue de la parábola en la forma de la narración y en el carácter de su enseñanza.  La parábola enseña solamente verdades espirituales, pero la fábula nunca llega a esta altura: enseña solamente lecciones de carácter moral, algo serias.


La fábula es mucho más común en la literatura secular que en las Escrituras; las de Esopo y de La Fontaine.


En la Biblia hay muy pocas narraciones de este tipo: quizá solamente dos se pueden identificar como fábulas.


En Jueces 9:7-20, especialmente 8-15 “Una vez los árboles fueron a ungir un rey sobre ellos, y dijeron al olivo: «Reina sobre nosotros». Más el olivo les respondió: «¿He de dejar mi aceite con el cual se honra a Dios y a los hombres, para ir a ondear sobre los árboles?». Entonces los árboles dijeron a la higuera: «Ven, reina sobre nosotros». Pero la higuera les respondió: «¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ondear sobre los árboles?». Después los árboles dijeron a la vid: «Ven tú, reina sobre nosotros». Pero la vid les respondió: «¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ondear sobre los árboles?». Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: «Ven tú, reina sobre nosotros». Y la zarza dijo a los árboles: «Si en verdad me ungís por rey sobre vosotros, venid y refugiaos a mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y consuma los cedros del Líbano».  En este relato, Jotán dice que los árboles buscaban un rey para gobernarlos.  Por fin eligieron a un espino, que puso condiciones intolerables para sus súbditos.  La razón de este relato era para poner en evidencia la estupidez del pueblo al escoger a Abimelec como su rey e indicó cual sería el resultado malo de su elección.


2 Reyes 14:9-10, “Y Joás, rey de Israel, envió mensaje a Amasias, rey de Judá, diciendo: El cardo que estaba en el Líbano envió a decir al cedro que estaba en el Líbano, diciendo: «Da tu hija por mujer a mi hijo». Pero pasó una fiera que estaba en el Líbano, y pisoteó el cardo. Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido. Disfruta tu gloria y quédate en tu casa; pues, ¿por qué quieres provocar el mal de modo que caigas tú y Judá contigo? 


Amasías, el rey de Judá quiso pelear con Joás, rey de Israel, cuyo ejército era mucho más fuerte.  Joás entendió que el deseo de Amasías de batallar contra él era absurdo, y usó la fábula para hacérselo entender.  A él le pareció que la batalla entre los dos sería tan desigual como el casamiento del cardillo con el cedro.  La fábula no contiene ninguna lección espiritual, sino sólo una moraleja.  Cuando Amasías no puso atención a la advertencia, fue derrotado, tal como Joás le había dicho.


Conclusión:


Las fábulas, aunque son más comunes en la literatura secular que en la Biblia, tienen un lugar significativo en las Escrituras al ofrecer lecciones morales a través de relatos simbólicos. A diferencia de las parábolas, que enseñan verdades espirituales profundas, las fábulas se centran en enseñanzas morales y prácticas. En los ejemplos bíblicos de Jueces 9:7-20 y 2 Reyes 14:9-10, vemos cómo se utilizan para ilustrar la insensatez de ciertas decisiones y la necesidad de discernimiento y prudencia en la toma de decisiones. Estas narraciones nos invitan a reflexionar sobre nuestras propias elecciones y a buscar siempre la sabiduría divina en nuestras acciones y juicios.



 

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