Sometiendo nuestros pensamientos: viviendo en sintonía con la voluntad de Cristo

Basado en: 2 Corintios 10:5

“…derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo…”

Este pasaje nos muestra la importancia de renovar nuestra mente y someter nuestros pensamientos a la voluntad de Cristo. En la vida cotidiana, nuestros pensamientos pueden estar llenos de preocupaciones, miedos, dudas y tentaciones. Sin embargo, como seguidores de Cristo, somos llamados a alinear nuestra mente con la verdad de su Palabra y vivir de acuerdo con su voluntad.

Significa que nuestras acciones y decisiones deben estar en línea con lo que Dios desea para nosotros, siguiendo sus enseñanzas y principios. El pasaje nos insta a deshacernos de cualquier pensamiento o creencia que nos aleje de la verdad y la sabiduría divina. A veces, nuestras propias ideas y ego pueden hacernos creer que lo sabemos todo y tomar decisiones sin buscar la guía de Dios, pero esto solo nos aleja de su perfecta voluntad.

El pasaje nos insta a deshacernos de cualquier pensamiento o creencia que nos aleje de la verdad y la sabiduría divina. A veces, nuestras propias ideas y ego pueden hacernos creer que lo sabemos todo y por consiguiente, tomar decisiones sin buscar la guía de Dios. Sin embargo, esto solo nos va separando de su perfecta voluntad.

Llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo es un poderoso recordatorio de que debemos ser cautelosos en cómo pensamos y tomamos control de nuestras acciones. Esto implica someter cada idea, cada deseo y cada acción a la autoridad y enseñanzas de Cristo. Puede parecer un reto acudir a Dios en todo momento, pero con disciplina y tiempo, se convertirá en un hábito natural.

Al hacerlo, buscamos vivir una vida en sintonía con su amor, compasión, justicia, misericordia, obediencia y rectitud. Esta reflexión nos invita a apelar a nuestra conciencia para identificar cualquier pensamiento negativo o desviado y someterlo a la guía de Cristo. Al hacerlo, permitimos que su Santo Espíritu transforme nuestra mente y corazón, lo que nos permite vivir en una mayor comunión con Él, experimentando así la paz y plenitud que provienen de seguir sus caminos.

El mundo en la actualidad, la sociedad en sí se ve más convulsionada, agresiva, intolerante, confundida y rebelde. Esto ocurre cuando no sometemos nuestros pensamientos a la obediencia de Cristo sino a los que pululan en el mundo. Aunque pueda parecer un desafío, debemos verlo como un "ejercicio". Similar a aquel que quiere dejar de fumar o a dejar el alcohol. Una vez que reconocemos el mal que nos aqueja, podemos empezar a someter nuestros pensamientos, llevándolos "cautivos" a la obediencia de Cristo y transformando nuestras vidas para bien.

Al llevar cautivo cada pensamiento a la obediencia de Cristo, experimentaremos una transformación interna, donde el cambio en nuestro corazón y en la manera de pensar nos permitirá vivir de acuerdo con su voluntad, siendo así testimonios vivientes de su amor y gracia en el mundo.