Todo es lícito, pero no todo conviene
Algunos piensan que el hecho de tener libertad, de ser libres, todo está permitido y se puede hacer lo que uno quiera.
Y así es, Dios ha dado al ser humano la posibilidad del “libre albedrío”.
Sin embargo no todo lo que uno quiere, es para provecho ni para edificación de su alma o para el otro.
Piensa bien antes de actuar y asegúrate si es para edificar tu espíritu y para el bien de otra persona.
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