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Un Llamado Urgente en Tiempos muy Complejos



Basado en: Romanos 1:28-32


"Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”.


Una sociedad que se aleja más de Dios

 

Si lees o escuchas las noticias, verás que el mundo se va tornando más complejo con el correr del tiempo. No es que cosas malas no sucedieran en tiempos pasados, es que ahora vivimos en una era de mayor interconectividad y acceso instantáneo a la información con solo un clic, lo cual nos hace más conscientes de la magnitud y frecuencia de estos eventos.

 

No hay país o región que no esté sufriendo conflictos originados por diversos motivos, ya sean económicos, sociales, políticos, bélicos, familiares, culturales, etc. de los cuales, calculo, la mayoría está al tanto.

 

Es muy lamentable observar cómo en distintos ámbitos sociales se engaña y traiciona a personas de buena fe con promesas que nunca se llevarán a cabo. Este malestar se manifiesta tanto en el ambiente laboral y económico, donde se prometen sueños que no son más que vanas mentiras, como en el religioso, donde se confunde a la feligresía con falsas promesas de prosperidad, dando prioridad al bienestar y prosperidad personal en lugar de celebrar reuniones cristocéntricas, donde se alaba y glorifica al Señor Jesús, siendo Él el principal motivo de la reunión. El campo de la salud no está ajeno a este malestar, ya que algunos han tenido la mala suerte de toparse con médicos que dicen ser "profesionales de la salud” cuando en realidad no lo son, haciendo diagnósticos incorrectos o incurriendo en mala praxis, poniendo en peligro la vida de las personas.

 

También “…oiréis de guerras y rumores de guerras…” (Mateo 24:6). Como habrán escuchado y visto en distintos medios, en varios frentes se están librando conflictos bélicos. Hay países que amenazan con represalias y, en casos extremos, con el uso de armas nucleares. Mientras tanto, otras naciones reprimen a su pueblo de manera brutal por oponerse a su régimen. En algunos casos, líderes autoritarios, como ciertos estadistas, eliminan a sus opositores secuestrándolos, encarcelándolos y, en el peor de los casos, haciéndolos desaparecer en circunstancias sospechosas, como la aparición de sus cuerpos sin vida tras haber sido envenenados. Lamentablemente, al estar estos líderes en el poder, la verdad rara vez sale a la luz, pero los indicios de tales crímenes son difíciles de ignorar.

 

A su vez, existen grandes organizaciones internacionales que teniendo los medios para actuar con justicia y tomar medidas para la paz, muchas veces no lo hacen; miran para otro lado, no se involucran, o abordan las situaciones con una preocupante liviandad.


Por otro lado, los severos cambios climáticos están provocando intensas inundaciones con deslizamientos de tierra y aludes de barro, mientras que los huracanes y tormentas de gran intensidad están dejando pueblos enteros sepultados bajo el agua, lo que con el correr de los días provoca enfermedades y pestes que antes no existían y para las cuales muchas veces no se encuentra medicina para combatirlas.


Otro de los flagelos en estos tiempos es el narcotráfico y la compraventa de mujeres y niños con fines de prostitución, esclavitud y ultraje, y en el peor de los casos, para filmaciones de asesinatos en vivo.  Sí, leíste bien, los niños y las niñas se venden y tienen un valor altísimo.  Debido a ello, son "mercancía" de mucho valor, y una manera de acceder a ella es a través de la “dark web”, a la cual solo algunos pueden acceder.  Todo esto es muy horroroso y deplorable. 

 

Y lo más probable es que en algún momento te hayas preguntado: ¿Qué hace Dios para solucionar todo esto, o por qué permite que estas cosas sucedan? Y esta es la respuesta que va muy ligada al título de nuestra reflexión “Una sociedad que se aleja de Dios cada vez más”.

 

No creas que Dios se ha apartado o desentendido de su creación o que simplemente luego de crearla, se apartó. No, no es así. Los que nos hemos apartado, somos nosotros, los seres humanos por nuestro orgullo, nuestras ansias de poder, nuestra falta de moral y principios éticos hemos tomado caminos contrarios.  Fallamos en cumplir el segundo mandamiento “Amarás a tu prójimo como a ti mismo…”  (Mateo 22:39).  Los corazones se han ido endureciendo; el mal y el daño infligido a otros carecen de valor y no llaman la atención. Como se suele decir: “Así es la vida, ¿qué se le va a hacer?” o “Es cosa de todos los días”; y todo esto ya no sorprende, cae en la rutina.

 

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,  necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican”.  (Romanos 1:28-32)

 

Este texto refleja la degradación que resulta de una sociedad que se aparta de los principios divinos. Cuando las personas eligen ignorar a Dios y seguir caminos de injusticia y maldad, Dios los entrega a una mente reprobada. La degradación moral y espiritual surge cuando se alejan de Dios, rechazando su sabiduría y buscando soluciones en sus propias fuerzas.


Algo semejante sucedió en el relato de Moisés y Faraón (Éxodo 9:12), cuando Moisés, enviado por Dios, pidió repetidamente al Faraón que dejara ir a su pueblo, pero Dios endureció el corazón del Faraón para que no comprendiera ni accediera. Esto fue parte del plan de Dios para mostrar Su poder y soberanía, y para llevar a cabo Su propósito final. De manera similar, hoy se están endureciendo los corazones donde muchos optan por vivir alejados de Dios, de Sus mandamientos y principios, siguiendo sus propias reglas.

 

Si el mundo estuviera más alineado y en concordancia con la mente del Creador, habría menos orgullo (el mismo orgullo que provocó la caída de Lucifer, quien fue expulsado del cielo por querer ser más que su Creador), menos amor propio desmedido, menos desconfianza, y más justicia y cuidado por el prójimo. Sin embargo, la realidad es diferente; la humanidad se cree autosuficiente, sin espacio para un “Dios Creador” salvador, quien amó tanto al mundo “…que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). La humanidad rechaza la guía divina, prefiriendo seguir su propio camino en lugar de escuchar a quien quiere guiarla en su caminar diario por la vida.

 

¿Y tú qué piensas, dónde te encuentras, cómo te calificas? ¿Eres de los que espera en Dios o de los que se considera autosuficiente y que no necesita a un Dios amoroso que te moldee a su imagen y semejanza a pesar de que duela? ¿Eres de los que elude su responsabilidad y prefiere mantenerse al margen ante un caso de injusticia, como el caracol que al sentirse amenazado se encierra en su casa? ¿O eres de los que tiene a la justicia como estandarte y lucha por ella?

 

Como cristianos y como hijos del Dios Altísimo, debemos luchar por la paz tanto como por la justicia cuando hay falta de ella, no debemos quedarnos callados sin actuar. Nuestro Salvador, el Señor Jesús no se quedó callado cuando veía injusticia; así lo demostró en el Templo con los mercaderes (Mateo 21:12-13) o cuando quisieron apedrear a la mujer adúltera (Juan 8:3-7), o cuando catalogaba a sus oponentes de ¡hipócritas! O de sepulcros blanqueados. (Mateo 23:27)

 

Conclusión


Considera este un llamado urgente a entrar en acción. En la vida, se te abrirán muchas puertas y se te presentarán muchos caminos a seguir, pero solo uno de ellos te llevará a buen destino. ¿Eliges tomar el camino y abrir la puerta que te lleve a Dios, aunque sea un camino arduo, a veces dificultoso y desafiante, o prefieres tomar ese camino y traspasar esa puerta que, en definitiva, te mantendrán alejado de Dios?

 

Nadie te va a empujar a que elijas uno u otro; solo tu propia determinación te llevará al camino que escojas. Aunque sabemos bien que el que te estará incitando a tomar el camino equivocado tiene nombre y apellido, Satanás, el ángel caído, el gran engañador (Apocalipsis 12:9).  Pero recuerda, uno es el camino que te lleva a la bendición (Deuteronomio 28:1-14), mientras que el otro, solo te llevará a la perdición, a la maldición (Deuteronomio 28:15-24), y al padecimiento, aunque te parezca a simple vista que todo “está bien y es normal ya que muchos lo eligen”, pero ello no es indicativo de que sea bueno, ni de bendición.  Te toca a ti elegir entre la vida y la muerte, la bendición y la maldición

 

El camino angosto y su puerta estrecha (el difícil) te llevará a Dios, mientras que el camino ancho y su puerta amplia te llevará a la perdición. No lo olvides: lo peor que puedes hacer es mirar hacia otro lado y no actuar.  Y si no está en tu posibilidad hacer el cambio, recuerda que Dios nos ha dejado un arma poderosa: la oración, la cual accedemos a través de nuestro Señor Jesucristo, nuestro único mediador e intercesor ante el Padre Celestial.

 

El mundo se viene alejando de Dios a pasos agigantados.

 

¿Harás tu una vuelta atrás? ¿Recapacitarás y retornarás a la fuente de vida eterna?

 

El que lo decide eres tú.  En ti está la elección de escoger entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición.  Sigue los mandamientos del Señor y recibirás sus bendiciones.

 

¡Oremos para tener la fuerza y sabiduría para elegir el camino correcto, el camino que nos acerca a Dios, el que nos llevará a la vida eterna, especialmente en estos tiempos tan complejos!

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