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Una variable decisiva


Dios no desecha a nadie. Aun cuando pecamos, Dios no te abandona, ni quita su protección sobre tu vida. Él, pacientemente espera que reflexiones y recapacites en función de tu equivocada toma de decisión.


Dios espera que nos volvamos a él y pidamos su perdón “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Él no desecha a nadie que suplique su intervención en algún aspecto.


Dios llama, siempre que haya esperanza para una reacción. Pero, si no hay respuesta, ni señal de arrepentimiento y se permanece en franca rebeldía “…seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. (Isaías 1:19-20).


Dios sabe que, a causa del pecado, muchos permanecen cegados y engañados, de ahí su paciencia para que nadie se pierda, pero si continuamos endureciendo nuestro corazón, él aceptará esa decisión permitiendo continuemos en la senda elegida “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía” (Apocalipsis 22:11).


Al ser persistentes en rechazar las oportunidades que Dios nos brinda mediante su Santo Espíritu de volvernos a él, es muy probable que traspasaremos el punto de NO retorno “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”. (Mateo 12:31-32).


Alejarse de Cristo es peligroso “Pero los que dejan de creer en Cristo ya no pueden volver a ser amigos de Dios, aunque alguna vez hayan creído que el mensaje de Dios es la verdad, y con gusto lo hayan recibido como un regalo. Si dejan de creer en Cristo, lo que habrán hecho será volver a clavarlo en la cruz y burlarse de él ante todo el mundo. No importa que hayan recibido el Espíritu Santo junto con los demás, ni que hayan sabido lo bueno que es el mensaje de Dios, ni lo poderoso que Dios será en el nuevo mundo, si dejan de creer en Cristo ya no podrán volver a él”. (Hebreos 6:4-6).


Si lo rechazamos y no tomamos en cuenta las enseñanzas de Cristo, es muy limitado lo que Dios puede hacer, ya que respeta nuestra libre elección, nuestro libre albedrío. Dios no irrumpe, no es prepotente, no impone, no obliga “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. (Apocalipsis 3:20). Él llama; y cuando uno escucha su voz, hay dos alternativas, dos caminos a seguir; el aceptar su llamado o rechazarlo.


Dios no quiere que ninguno perezca, por eso fuimos redimidos por el Señor Jesucristo quien dio su vida por esta humanidad perdida y extraviada. El deseo de Dios no es destruir sino salvar eternamente. Pero, si bien algunos responden positivamente a su llamado, otros permanecen en franca rebeldía, persisten en su obstinación y se le resisten. No obstante, Dios, es un Dios de segundas oportunidades y sigue llamando a los que han errado en el blanco, a los que se han apartado, a los descreídos, los que han equivocado el camino, a fin de darles una nueva oportunidad.


Pero hay muchos que toman a la ligera la decisión de retornar de su mal proceder y permanecen inmutables y no creen necesario el arrepentimiento. Dios dijo a su profeta Ezequiel “Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos sabrán que entre ellos hay un profeta”. (Ezequiel 2:5).


Dios, no se oculta, Dios no permanece callado, Dios advierte, Dios da señales a tu vida cuando vas a entrar en peligro, o te vas a equivocar, o vas a tomar una decisión errada que a la larga será perjudicial para ti. Pero todo resultado dependerá de tu sensibilidad a escuchar al bendito Espíritu de Dios hablándote y aconsejándote y de tu decisión al arrepentimiento y obediencia a su Palabra. Su llamado es: “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien…” (Isaías1:16-17).


Dependerá de ti cuando escuches su invitación, retornar a las sendas antiguas, evitando ser obstinado/a como lo fue en un momento su pueblo “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos”. (Jeremías 6:16).

No creo que desestimes la oportunidad de ser feliz en “…un cielo nuevo y una tierra nueva… (donde ya no habrá más lágrimas en) …los ojosy ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. (Apocalipsis 21:1 y 4).


El que acepta el llamado de Dios y se vuelve de sus equivocados caminos, heredará todas las cosas, seremos sus hijos y él será nuestro Dios. “Pero (a) los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. (Apocalipsis 21:8).


No seas necio como muchos al pensar que cuando la muerte golpea a la puerta, todo se termina aquí, es el fin, y no hay nada más. No es así. Hay una vida maravillosa esperando a cada uno después de esta vida y hay promesa al respecto “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”. (Juan 14:1-2).


No se endurezca, ni ciegue tu entendimiento y corazón. Ten fe y si careces de ella, pídele al Señor que te la aumente. Recuerda que “…sin fe es imposible agradar a Dios…” (Hebreos 11:6). Dios es nuestro pronto auxilio, y refugio en medio de la adversidad.


No desprecies el llamado de Dios, no desestimes cuando te invite a razonar (Isaías 1:18), dependerá de tu elección el gozar de su Santa presencia por la eternidad, o ser desechado “…en el infierno, (donde) tendrán tanto horror que llorarán y les rechinarán los dientes”. (Mateo 13:50).


El amor de Dios hacia nosotros es inmutable; nuestra respuesta individual a su amor es la VARIABLE DECISIVA.

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