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Venga a nosotros tu reino



¿Estamos ya viviendo en el reino de Dios?


¿Qué crees Tú?


Al orar el Padre Nuestro, lo hacemos de la siguiente manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. (Mateo 6:9-10; Lucas 11:1-2). Esta oración enseñó el Señor Jesús a sus discípulos cuando le preguntaron cómo debían de orar.


En cuanto a la expresión “venga a nosotros tu reino”, significaba que en algún momento ese “reino” llegaría. Según la “escatología de la inauguración”, el reino escatológico de Dios ya ha sido inaugurado en Cristo, pero que aún no ha llegado a un “cumplimiento total”.


Pero ¿Qué es la “escatología”?


Para comprenderlo mejor descubramos el origen de la palabra. “Escatología” está formada por la conjunción de dos palabras griegas: eschatos (último o final) y logos (estudio). Entonces, la escatología es el “estudio de las últimas cosas, los últimos tiempos”. Esto cubre todo el período de los últimos días que comenzaron con la llegada, vida y ministerio de Jesús y será completado cuando regrese.


¿Pero qué diferencia hay entre "esta era" y la "era por venir"?


En cuanto a esto, existe tensión entre “el reino ya llegó” pero “no llegó del todo”, El “ya” y el “todavía no” del Reino. Así es, el reino ya vino (con Jesús y su ministerio terrenal), está llegando (se está expandiendo) y finalmente llegará (parousía, con la segunda venida de Cristo.


Sucede que, “esta era”, el “ya” en la que estamos viviendo vos y yo, se caracteriza por un tiempo de redención, debido a la caída de la humanidad en pecado, abriendo las puertas a la muerte y sufrimiento. Y esta era, será suplantada por la “era venidera”, el “todavía no”, o el futuro “escatón”, que llegará con todas sus bendiciones (Marcos 10:29-30) y se caracterizará por un tiempo de perdón, de justicia, de paz y vida eterna.


Entre estas dos tensiones, el “ya” y el “todavía no”, deberíamos considerar tres etapas:


Inauguración, Continuación y Consumación


1. Inauguración


  • Jesús enseñó que Él, ya había inaugurado el reino terrenal de Dios “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. (Mateo 4:17). Con la llegada del Rey, se inauguró el reino de los cielos.

  • Jesús dijo que sus milagros demostraban la presencia del reino de Dios en la tierra “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios”. (Mateo 12:28).

  • El derramamiento del Espíritu Santo en la iglesia fue otro indicador de que los últimos días habían comenzado “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños…” (Hechos 2:16-17).

La forma más frecuente en que el Nuevo Testamento se refiere a la inauguración del reino es a través del término “evangelio o buenas nuevas”. Término que se utilizaba cuando un rey conquistaba un nuevo territorio para anunciar al pueblo la “buena noticia” de que era su nuevo rey.


2. Continuación


El reino de Dios se extiende y crece en todo el mundo, principalmente a través del trabajo de la iglesia. La Gran Comisión (Mateo 28:18-20), nos llama a eso, a expandir las fronteras del reino de Cristo a todas las naciones hasta el final de este siglo. Jesús quería que sus discípulos entendieran que Dios había derrotado a sus enemigos y había comenzado a reinar en la tierra. Jesús gobierna su reino terrenal y combate a sus enemigos desde su trono en el cielo “Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies” (1 Corintios 15:25).


3. Consumación


En el “escatón”[1], el Mesías terminará esta era de pecado y muerte gobernando para siempre desde el trono de David en Jerusalén “Él se sentará en el trono de David, y reinará sobre todo el mundo y por siempre habrá paz. Su reino será invencible, y para siempre reinarán la justicia y el derecho”. (Isaías 9:7 TLA).


Así que las “grandes bendiciones escatológicas” no se cumplirán hasta la consumación del reino de Dios, hasta la segunda venida de Cristo. Y esto incluye:


  • El regreso de Jesús,

  • La resurrección general de los muertos y el juicio final,

  • La vida eterna en cuerpos glorificados,

  • La creación purificada de la corrupción del pecado (2 Pedro 3:10,13),

  • Dios gobernará sobre toda la tierra desde su trono en Jerusalén.

  • Cada nación de la tierra servirá en plenitud y vivirá en paz como parte de ese reino.

  • El gobierno de Dios incluirá sus juicios justos.

  • El reino de Dios establecerá la paz y perdurará para siempre (Isaías 2:4; Daniel 2:44).

  • Un descendiente de la casa de David reinará para siempre (Isaías 9:7).

Este reino escatológico de Dios tan esperado, anhelado y deseado ha sido llamado “nuevos cielos y nueva tierra” (Isaías 65:17; 66:22; Apocalipsis 21:1), donde se le ha entregado al Señor Jesús “…todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero…” (Efesios 1:21).


El reino de Dios ya está instaurado con la primera llegada del Señor Jesús y será consumado con su segunda venida, reinando para siempre en el trono de David, en Jerusalén.

[1] Al igual que el término “escatología”, el término teológico “escatón” viene de la palabra griega eschatos.

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