"Venid ahora y razonemos, dice el Señor”
Basado en: Isaías 1:18
“Venid ahora, y razonemos, dice el Señor…”
Primera Parte
Cuando enseñas a tus hijos, ¿Tienes paciencia?, si hay algo que no entienden, ¿Tomas el tiempo necesario para explicarles o simplemente les dices que estás ocupada y no tienes tiempo, y que busquen la respuesta por su cuenta? ¿Les explicas el porqué de sus dudas? ¿Los ayudas a razonar?
Algo similar sucedió cuando Israel optó ir por caminos opuestos a Dios. Israel tenía todas las condiciones para llegar a ser una nación santa y gloriosa, sin embargo, en tiempos del profeta, se equiparaba a Sodoma y Gomorra. El pueblo se había extraviado, se había apartado del verdadero y único Dios “…los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová…” (Jueces 2:11).
Dios aborrecía sus sacrificios. “¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos… No me traigáis más vana ofrenda…cansado estoy de soportarlas”. (Isaías 1:11,13 y 14).
El pueblo de Israel había llegado a un punto donde “…cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 21:25). Habían dejado de obedecer a Dios, no cumplían sus preceptos, ni sus mandamientos. Sus rituales eran vacíos y carentes de verdadero significado. No había un auténtico arrepentimiento que saliese de un corazón sincero y humillado al Señor.
La vida del pueblo de Dios se había corrompido a causa del pecado “Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite”. (Isaías 1:5-6). La desolación era total.
Continuará…
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