“Venid ahora, y razonemos, dice el Señor…” (IV Última Parte)
Basado en Isaías 1:18
El pueblo de Israel se había extraviado optando caminar separados de Dios. Ellos se habían apartado del verdadero y único Dios “…los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová…” (Jueces 2:11). Sin embargo, a pesar de toda la maldad, Dios estaba dispuesto a perdonar y a redimir, y el arrepentimiento era parte del proceso.
Dios por naturaleza es restaurador. Dios espera al que equivocó su camino regrese a él. Este volver a las sendas antiguas, será una decisión personal. Cada uno será el artífice de su destino y recogerá el fruto según sus obras.
Si bien Dios nos ha dado el “libre albedrío”, no significa que nos oblige a seguirlo, sino que da la posibilidad y opción de hacerlo “Si quisiereis…” (1:19). Dios no es avasallador, él es respetuoso, él está “… a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. (Apocalipsis 3:20). Dios espera que lo invitemos.
Con tal fin, Él se revela en las Escrituras a fin de darse a conocer y para que lo busquemos “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”. (Isaías 55:6). “Todo tiene su tiempo…” (Eclesiastés 3:1), y hay también un tiempo para hallar al Señor.
Su invitación no ha cambiado a lo largo de los siglos. “Venid ahora, y razonemos, dice el Señor…”
¿Estás dispuesto a permitir que Dios restaure tu vida?
¿Ponemos en práctica lo que predicamos?
¿Aceptamos ser exhortados para cambiar?
¿Se ven los frutos en nuestra vida o todo queda en una mera intención?
¿Aceptas el costo que significa cambiar de vida, hábitos y costumbres?
Recuerda, todo lo que uno desea, todo se logrará a través del esfuerzo, constancia y manteniendo una voluntad férrea guiada por el Espíritu de Dios.
Dios no va a pedir algo por mero “antojo”, en todo hay una finalidad, un propósito. Como Padre amoroso, siempre nos guiará por el mejor camino, aunque en algunos casos resulte trabajoso, agotador y hasta doloroso en algunos casos, pero detrás de ello, habrá una razón que a la larga o a la corta resultará en beneficio para cada uno.
Aceptemos su guía, su orientación, su enseñanza y corrección, obrando conforme a Su santa voluntad.
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