Volviendo a los Caminos Antiguos Discerniendo la Verdad en Tiempos de Confusión

Basado en: Jeremías 6:16

“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.”

Este pasaje de Jeremías nos invita a detenernos y reflexionar sobre los caminos que estamos siguiendo. En un mundo lleno de prisas, donde corremos de un lado a otro, a menudo olvidamos que debemos hacer una pausa y preguntarnos: ¿Estamos caminando por la senda que Dios ha trazado desde el principio? Las “sendas antiguas” a las que se refiere Jeremías no son caminos obsoletos, sino la sabiduría eterna y la dirección de Dios. Volver a ellas es elegir el camino del bien, el de la verdad revelada en las Escrituras y el que nos trae paz.

En nuestra vida cotidiana, a veces nos dejamos llevar por nuevas corrientes, ideas o filosofías que nos alejan del buen camino. Es aquí donde podemos relacionar este pasaje con 1 Juan 4:1, que dice: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.”

Juan nos exhorta a discernir lo que oímos y lo que seguimos. Así como Jeremías nos llama a regresar a los caminos seguros y probados, Juan nos alerta sobre la necesidad de evaluar cuidadosamente todo lo que escuchamos. En estos tiempos, donde la verdad a menudo es distorsionada, el discernimiento espiritual es más crucial que nunca. No todo lo que parece correcto o atractivo está en línea con la voluntad de Dios. Debemos probar los espíritus, es decir, examinar las enseñanzas y las voces que influyen en nosotros, para asegurarnos de que provienen de Dios y no de falsos maestros.

Entonces, estos dos pasajes se conectan en el llamado a volver al camino correcto y a ejercer discernimiento. La “senda antigua” es la verdad de Dios (Juan 14:6), siempre vigente, y el “probar los espíritus” es la herramienta que nos ayuda a no desviarnos. Al unir estas enseñanzas, encontramos un llamado claro: detenernos, reflexionar y discernir. Solo así hallaremos el descanso para nuestras almas, siguiendo el buen camino y alejándonos de las falsas enseñanzas.

Que podamos, cada día, elegir volver a los caminos antiguos y tener el discernimiento necesario para andar en la verdad de Dios.